Juegos de equipo, canciones divertidas, bailes y, sobre todo, muchas actividades para fomentar el compañerismo entre 180 niños, características que marcan las Colonias Urbanas de verano que organiza Cáritas y que ayer recibieron, en el Fuerte de Rostrogordo, la visita del presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda. Además, estuvo acompañado de otros componentes de su gobierno, como la consejera de Bienestar Social y Sanidad, María Antonia Garbín, y el consejero de Educación, Antonio Miranda.
“¡Queremos piscina, queremos piscina!”, fue uno de los gritos conjuntos que entonaron un grupo muy numeroso de pequeños que se acercaron a las autoridades para presentarse y comentar con ellos sus inquietudes. Y lo consiguieron, ya que el presidente de la Ciudad aseguró que hoy ya podrían disfrutar de la piscina y que era un dato que desconocía por lo que se puso remedio de forma inmediata.
La Ciudad Autónoma, a través de la Consejería de Bienestar Social y Sanidad y la Consejería de Educación y Colectivos Sociales, sufraga los gastos de todos estos chicos con un presupuesto de 40.000 euros que subvencionan a partes iguales.
Objetivo
Las Colonias Urbanas de Cáritas se organizan desde hace más de diez años con el objetivo de ofrecer unas vacaciones especiales a niños en riesgo de exclusión social de la ciudad. En este sentido, las familias de los menores que participan en la iniciativa son asistidos por Cáritas y tienen con grandes deficiencias económicas, tal y como indicó Imbroda.
Este proyecto facilita unas vacaciones a unos niños que debido a las dificultades de sus familias no podrían ir de veraneo y disfrutar de actividades de ocio y tiempo libre.
Los niños están bien atendidos, tal y como explicó Imbroda, ya que las colonias cubren las necesidades básicas de alimentación, higiene y atención sanitaria; además de potenciar las relaciones interpersonales, la autoestima, aptitudes y valores los menores; enseñar los diferentes tipos de ocio que ofrece la ciudad o fomentar su participación en los talleres y en las actividades de grupo.
“Aquí se hace una labor social de primerísimo orden y es muy gratificante para mí ver cuantos niños y niñas se lo están pasando bien y con qué ganas toman estas colonias y además, deseando que vuelvan otra vez al año que viene”, explicó el presidente de la Ciudad. Además, animó a las consejerías implicadas en el proyecto a continuar ayudando a esta entidad en la organización de este tipo de acciones.
“Quiero felicitar a todo el personal de Cáritas de Melilla porque hacen una labor impagable, ya que ellos llegan a los escalones sociales a los que las instituciones no pueden llegar por problemas administrativos, burocráticos o legales”, afirmó Imbroda.
Colonias Urbanas
Las delegaciones de Cáritas de San Agustín, San Francisco Javier y Sagrado Corazón y la congregación de María Inmaculada son las entidades que están participando en estos programas que estará dirigidos por monitores de La Salle y otros voluntarios de la ciudad y de fuera que se ofrecen para facilitar unas minivacaciones a los niños de forma totalmente desinteresada, tal y como apuntó el presidente de la Ciudad.
Estos menores comprenden edades entre los seis y doce años y muchos de ellos reciben clases de apoyo escolar durante todo el curso en Cáritas, y como premio al esfuerzo que han realizado, asisten a estas colonias.
Las colonias tienen una duración de quince días, aunque el grupo de niños de María Inmaculada realizará dos programas que distribuirán del 1 al 15 de julio y otro del 16 al 30 de este mes.
Durante estos días, los niños realizarán actividades de apoyo escolar y manualidades durante el horario de tarde; además acudir a numerosas visitas que están programadas y organizadas desde principio de año a diferentes localizaciones de la ciudad, como por ejemplo, la Comandancia Militar, el aeropuerto o el Cuartel de Caballería.
Así, ayer disfrutaron de una mañana en el Fuerte de Rostrogordo donde cantaron, bailaron, jugaron en equipos, y disfrutaron en la compañía de otros niños de las actividades lúdicas que los monitores programaron para hacerles sonreír.