UN GRUPO de 55 inmigrantes accedió ayer, de manera violenta, a Melilla a través de la valla que separa España de Marruecos. El grupo que intentó entrar en la ciudad era mucho más numeroso, se estima que compuesto por unas 260 personas, pero la acción de los agentes marroquíes y de la Guardia Civil impidió que todos pudieran atravesar el perímetro fronterizo. Como consecuencia, dos agentes de la Benemérita resultaron heridos, varios inmigrantes necesitaron de atención médica en el hospital y dos de ellos fueron detenidos por producir diversos daños materiales.
La crisis sanitaria por coronavirus ha provocado que el CETI esté cerrado para evitar el contagio de los residentes, por lo que las 55 persona que ayer llegaron serán instaladas en las carpas de la zona del V Pino, junto a los marroquíes que no pueden volver a su país y personas sin vivienda.
Los subsaharianos que esperan en Marruecos la oportunidad para pasar a Europa no cejan en su empeño y a pesar de la pandemia que nos golpea siguen intentando saltar la valla. Han pasado demasiadas penurias en sus países y durante el viaje hasta aquí como para que un virus pueda detenerlos.
Aún con todo, su acción pone en peligro la salud de muchas personas. Sería preciso mantener a estas personas aisladas por si pudieran suponer un foco de contagio. Así, hasta que se pueden tramitar sus actas de devolución, en el caso de que fuera oportuno, lo ideal es que fueran trasladados a la península, ya que en nuestra ciudad no hay espacio donde albergarlos con seguridad sanitaria suficiente para los melillenses y para ellos mismos.