Toca decirle adiós a la señorita Pili, a Pilar Muñoz, y con ella se va parte del alma de la danza. La ciudad no ha podido hacerle el homenaje que se merecía debido a la situación actual, pero "sus niñas" como ella llamaba a sus alumnas no han dudado en rendirle un pequeño homenaje desde sus casas haciendo sonar sus castañuelas. Son muchas las generaciones que han pasado por sus aulas y que hoy se despiden a toque de castañuelas.