El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio a conocer en la noche de ayer todos los detalles de lo que supone haber decretado el estado de alarma. Son restricciones importantes que van a obligar a cambiar nuestro comportamiento, nuestra vida, nuestro día a día. Sánchez, como presidente de todos los españoles, ha sido claro. Porque ante esta grave crisis mundial no hay que obviar detalles, ni ofrecer comparecencias sin contenido, hay que contar las cosas tal y como están sucediendo: sin alarmismos pero con los detalles suficientes como para que sepamos a qué nos estamos exponiendo. Responsabildad. Que no se nos olvide esta palabra. Responsabilidad y solidaridad. Es un momento delicado en las vidas de todos los españoles, estamos asistiendo a una situación crítica e histórica en donde no caben críticas políticas, ni rencillas, ni es momento de echar en cara ni buscar culpables. Todos debemos cumplir las normas impuestas aunque cada uno en la balanza tendrá su cupo de pérdidas. Pero ante la salud, cuando lo más valioso está en juego, no hay miramiento alguno.
Melilla debe ser responsable. No hay que salir de las casas, hay que hacer vida en el hogar, cuidarse cada uno para cuidar a todos. Es la única manera de luchar contra el virus y de evitar que se propague para que los grupos de riesgo estén menos expuestos. Nuestros mayores son nuestro tesoro, son los que nos criaron y los que lucharon por este país. Hay que evitar que se vean afectados por el virus, hay que protegerlos y para eso tenemos que ser responsables para evitar que se haga fuerte. Por ellos, por los que nos dieron la vida y por nuestra sociedad.
Hay que ser claros: seamos serios, cumplamos las normas, acatemos las órdenes dadas para evitar que haya más muertes y más afectados. Estamos ante un asunto serio y delicado ante el que debemos demostrar la madurez que tenemos como país y como ciudad.
Melilla, como otras ciudades del país, no es lo que era. Ni lo debe ser durante los próximos 14 días porque eso significará que estamos haciendo las cosas bien. Las fuerzas de seguridad deben estar alerta para que, quienes no entienden este mensaje, lo hagan.