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El acuartelamiento Millán Astray, base del Tercio Gran Capitán de la Legión, sirvió de escenario a la celebración del 96 aniversario de la fundación de esta fuerza militar
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La entrada a hombros del Cristo de la Buena Muerte fue uno de los momentos más emotivos
Fue el 28 de enero de 1920 cuando el rey Alfonso XIII firmó el Real Decreto por el que se creaba el Tercio de Extranjeros. Esa fuerza militar recibió varios nombres, pero sólo uno perduró por encima de todas: la Legión.
La tradición marca que el día de fundación de esta unidad militar no es el de su creación, sino la jornada en la que se alistó el primer legionario. Y ese momento para la Historia llegó el 20 de septiembre de 1920.
Ayer, el acuartelamiento Millán Astray, base del Tercio Gran Capitán de la Legión, acogió la parada militar en conmemoración de esta fecha, un acto presidido por el comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu.
A la ceremonia acudió asimismo el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, y el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, quienes acompañaron al comandante general en la imposición de condecoraciones a legionarios.
Después se procedió a la entrega de distinciones por parte de las cofradías y también los premios correspondientes al XCVI Aniversario de la Legión, así como el nombramiento del Caballero Legionario de Honor.
Pero antes había llegado quizá el momento más emotivo de la ceremonia: la entrada en el patio de armas del Cristo de la Buena Muerte, todo un símbolo de la Legión, a hombros de un grupo de soldados de esta fuerza.
“Disponibilidad sin límites”
En su alocución, el coronel jefe del Tercio Gran Capitán, Melchor Marín Elvira, destacó la “disponibilidad sin límites” de los legionarios a la hora de servir a España y evocó hechos históricos como el Socorro a Melilla de 1921.
Marín Elvira subrayó “el heroísmo de aquellos soldados cuya sangre regó con generosidad la tierra ardiente de Marruecos”.
El acto concluyó con el habitual desfile de los legionarios ante la tribuna de autoridades, en el que no faltó la cabra, otra de las señas de identidad de esta unidad militar.