En el último encuentro que ha mantenido el presidente de la Autoridad Portuaria, Victor Gamero, con el presidente de Puertos del Estado, Salvador de la Encina, se ha abordado la intención que tiene el ente portuario de contemplar la posibilidad de construir un nuevo muelle para barcos de gran calado que serviría igualmente para el atraque de cruceros con unos 300 metros de eslora o mayores proporciones.
Hace ya algún tiempo y es una actividad que se ha continuado con el actual Gobierno del tripartito y también con el nuevo presidente de la Autoridad Portuaria, nuestra ciudad ha apostado claramente por el sector de los cruceros. Según los últimos datos, de la nada que estaba Melilla hace un par de años, se espera que para el año que viene visiten el puerto de la ciudad un total de seis barcos con turistas a bordo.
Una apuesta importante fue la realización en los tiempos de Miguel Marín, como presidente de la Autoridad Portuaria, de un seminario sobre cruceros, el cual tuvo lugar en el mes de mayo del año pasado, donde un gran número de especialistas en este sector estuvieron presentes y pudieron conocer las excelencias que presenta la ciudad en este sentido.
Según las noticias que nos llegan es intención de la Viceconsejería de Comercio, Transportes y Turismo, cuyo responsable es Jaime Bustillo, en coordinación con la Autoridad Portuaria de organizar para el año que viene un nuevo seminario para especialistas en el mundo de los cruceros. Seguir dando cabida a quienes tienen en sus manos, porque ahí es donde se decide en realidad, la decisión de que un crucero toque un puerto u otro bien distinto.
Melilla tiene la ventaja de que los cruceristas, en ningún momento, como sucede en otros lugares, buscan excursiones fuera de su propio perímetro y ahí Marruecos está claramente descartado. Con ello, está muy claro que se les debe preparar un conjunto de posibilidades y potencial existe de sobra para que cuando suban nuevamente al barco y emprendan camino hacia otro lugar digan que Melilla ha merecido la pena. No olvidemos que, luego, estos cruceristas se encargan de rellenar encuestas a bordo donde les preguntan por la atención recibida, por los monumentos visitados, por la calidad de las excursiones, en definitiva, por todo lo que significa la ciudad.
Y en ese parecer también se encuentra luego una gran parte de que ese barco vuelva a tocar nuevamente Melilla en un futuro. La opinión de los viajeros es esencial también para las propias empresas crucerísticas.
Es una apuesta de largo recorrido, no en vano las reservas de escalas se realizan al menos con dos años de anticipación. Lo que si resulta claramente esencial es que en esta política, para que luego haya resultados, es esencial que vayan de la mano tanto la Ciudad Autónoma como la Autoridad Portuaria. De otra manera está condenada al fracaso. ,