A pocos días de poner el punto y final de manera oficial a la temporada 2018-19, el técnico del River Melilla CF, representante melillense en el Grupo IX de la Tercera División, valora para El Faro lo que ha sido el curso y su paso por el banquillo del albinegro en principio y azulino después.
En primer lugar el técnico melillense de este conjunto, que afrontaba su primera experiencia como entrenador en la categoría, quiso agradecer al club ribereño la confianza depositada en él para hacerse cargo de la dirección técnica del equipo a pesar de la situación en la clasificación, ya como 'farolillo rojo' de su grupo nacional.
Valoración de la temporada
“Mi valoración la enfocaría en dos partes. Una a nivel personal, que ha sido buena por la experiencia y que gracias a Dios ya no me lo quita nadie. Ha sido mi primer año en tercera división y quieras o no se aprende mucho en cuanto a llevar a un equipo en categoría nacional. Recién sacado el nivel III hacerte cargo de un equipo en esta categoría no es poca cosa. Conocer jugadores, jugar contra equipos de fuera, tener que estudiar a los rivales, tener que tratar a un grupo de 20 personas cada uno con sus peculiaridades, con sus defectos y virtudes. Eso te acaba curtiendo a nivel personal, por lo que en ese sentido la valoración que puedo hacer es buena”, manifestó Marso Mohamed.
“La segunda vertiente, la deportiva, no ha sido lo que me hubiera gustado a mí. No hemos podido competir lo que buenamente nos hubiera gustado a pesar de que se ha trabajado duro y bien, pero no hemos conseguido llegar al objetivo inicial que se marcó el club, que era el de mantener la categoría. Nos hubiera gustado también haber podido sacar más puntos, porque tú puedes trabajar muy duro pero en el fútbol lo que cuenta son los resultados y no podemos esconder que estos han sido malos”, añadió el primer entrenador de la escuadra de nuestra ciudad.
Equipo joven y sin experiencia
“Cuando me hago cargo de la dirección técnica me encuentro a un equipo muy joven, con muy poca experiencia a excepción de cinco futbolistas que ya sabían lo que es jugar en la categoría, para una competición tan dura y tan larga. Me encuentro además a un equipo roto, un bloque muy dividido, por lo que el primer trabajo que había que hacer era cohesionar el grupo. Quizás eso haya sido lo más complicado con lo que me he encontrado: unir al grupo. Está claro que si no tienes un grupo unido es más difícil sacar el rendimiento deseado. Además me encuentro una planificación en cuanto a confección de la plantilla que no ha estado a la altura de lo que requería la competición”, apuntó.
“A todo ello hay que añadir que el año ha sido muy duro no ya por el potencial del Grupo IX sino por el número de equipos que lo formaban -22- y por lo tanto el número de jornadas disputadas -42-. Tampoco quiero dejar pasar que, independientemente de la meta que se marcara el club al inicio de la temporada, el objetivo que se marcó a mi llegada fue el de acabar la temporada lo más dignamente posible. Cosa que pudimos cumplir a pesar de que muchos pensaban que no lograríamos acabar el campeonato”, apostilló.
Falta de madurez y veteranía
“Lo que le ha faltado al equipo es lo que he venido repitiendo semana tras semana: madurez y veteranía. Hemos echado en falta a esos cinco o seis jugadores más con experiencia en la categoría y que al final no se incorporaron al equipo por diferentes motivos. Eso nos hubiera dado quizás el plus de seriedad y competitividad que tiene que tener un equipo para competir en esta categoría. Se notó en exceso el jugar con tantos jugadores que afrontaban su primer año en tercera división y eso a mi juicio se ha pesado bastante. De haber podido contar con algunos futbolistas más curtidos, los chavales jóvenes se hubieran nutrido bastante más para ayudar a crecer tanto a nivel colectivo como individual”, concluyó Marzo Mohamed.