Entramos hoy en la recta final de la campaña electoral y posiblemente en la verdadera campaña, después de una singular Semana Santa que ha mezclado actos políticos con procesiones pero que no ha evitado que los españoles disfrutaran especialmente de unos días de asueto y vacaciones.
Un largo puente festivo que en Melilla se ha notado, como siempre, en la multitudinaria escapada a la Península o Marruecos pero que, afortunadamente, también ha mantenido a un numeroso público en torno a los pasos procesionales, especialmente el Jueves y Viernes Santos.
Por tanto, buen balance para las tradiciones y el movimiento cofrade de nuestra tierra, salvo por la lluvia que impidió ayer la siempre festiva y culmen de la semana de pascua, procesión del Encuentro.
Los rigores de la cambiante primavera y sus lluvias mil, como dice el refrán, en el mes de abril, obraron en contra de un esperado broche dorado que, sin duda, habría sido más que merecido para esta Semana Santa africana, tan llena de detalles y, como ya escribí hace unos días, especialmente grande en el marco de la Melilla plural y diversa de la que tanto nos enorgullecemos.
Es preciso destacarlo y reiterarlo para dejar constancia de una realidad que nos enriquece y que merece nuestro aplauso y agradecimiento.
Ahora ya, en la recta final hacia el 28-A, la particular campaña de estos días atrás, más que encarrilarse, se dispara de forma meteórica, marcada por los debates de ida y vuelta que, hoy y mañana, celebrarán los principales candidatos nacionales, primero esta noche, a partir de las 22.00h, en TVE, y mañana, en Atresmedia, a partir de la misma hora.
Los cambalaches de Pedro Sánchez han terminado por forzar una situación anómala y sin precedentes, con dos confrontaciones en menos de 24 horas y a sólo cinco días de la cita electoral.
Más de un comentarista ya ha venido a establecer un símil con una final de la champions league, porque aunque los debates, según los expertos, no suelen ser decisivos para dar claramente la victoria a un candidato concreto, sí pueden serlo para desmarcarlo o restarle votos, si se comete algún error sonado o de difícil enmienda.
El panorama augura que el de esta noche será más de toma de contacto y el de mañana más decisivo. En cualquier caso, cita por partida doble que se promete muy interesante y que, en Melilla, por ahora, no tendrá más aproximación que el programado, por la emisora local de la Ser, para las 13.00 horas de hoy.
Pero la campaña, a cinco días vista hasta la jornada de reflexión, no escapará a otras distorsiones. De hecho, hoy deberán conocerse las distintas listas electorales a las Municipales, dado que hoy es también el último día para su presentación ante la Junta Electoral.
Por ahora, sólo se ha filtrado la del PP, con un 44% de renovación en el total de su composición, pero sólo una cara realmente nueva en sus primeros puestos, caso de la Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud del Campus de la UGR en Melilla, María del Mar Alfaya, sin participación política activa conocida hasta ahora, pero sí una destacada trayectoria como profesora de la misma facultad y exitosa gestión al frente de la misma.
Más allá de la expectación obligada que susciten las candidaturas a las elecciones de mayo, la sombra de las autonómicas y locales del mes próximo no dejará de planear sobre la más inminente y muy decisivas elecciones generales. Y ya no sólo por la proximidad entre ambas, la importancia de ambos comicios y el gran peso de la convocatoria localista en una ciudad tan insular como la nuestra.
La interrelación entre ambas es inevitable además porque, aunque las preferencias de voto no sean parejas en una y otra cita, no hay duda de que el 28-A marcará una tendencia y contribuirá a despejar dudas en un panorama demasiado difuso por el altísimo número de indecisos.
Por tanto, lunes de debate, de singular vuelta a la rutina para muchos y, sobre todo, de inicio de la recta final hacia un primer domingo de elecciones que, a pesar de las distorsiones varias por motivos festivos y coincidencias electorales, es, ante todo, más que decisivo para el futuro de nuestro país. Esperemos que la gran indecisión no se torne en una altísima abstención. Teniendo en cuenta las encrucijadas por las que atraviesa España, la escasa participación añadiría otro grave problema a la actual crisis de nuestra Democracia.