Unas 5.184 intervenciones con menores y 1.480 adultos fueron atendidos por el programa de Educación de Calle con adolescentes y menas en situación en riesgo social entre los meses de junio a diciembre del 2018.
Según un balance emitido por la consejería de Bienestar Social, noviembre fue el mes con más intervenciones a menores, contabilizando 1.555, en octubre tuvieron 1.093 atenciones y en diciembre 697.
El informe detalló que en ese tiempo también registraron 2.717 intervenciones a menores en situación de calle y 3.323 adultos en la misma condición.
Noviembre sigue siendo el mes con más atenciones de menores en situación de calle, con 734, le sigue octubre con 668 y septiembre con 404.
En cuanto a los adultos que no tienen hogar, en noviembre del año 2018 atendieron a 932 personas, 773 en octubre y 555 en septiembre.
El programa de educación de calle lo ejecuta un grupo de seis técnicos y 11 auxiliares que se dividen en grupos para atender a estas personas.
De acuerdo con una nota de prensa, el programa inició con el objetivo de atender a los menores que llegaban a la ciudad a través de múltiples métodos.
Indica el comunicado que aunque los jóvenes son de distintas edades, la mayoría de ellos tienen entre 16 y 17 años.
El texto aclara que muchos dicen venir a Melilla a “buscarse la vida”, trasladándose de forma voluntaria, mientras que otros lo hacen alentados por la familia, por lo que se trata de un fenómeno más de “inmigrantes económicos” que de “menores en situación de desamparo”.
Los equipos de educadores de calle están compuestos por dos personas que abordan tres áreas de la ciudad: la Zona Centro, El Industrial y El Real.
El personal busca acercarse a los jóvenes y conocer la historia de vida a fin de realizar intervenciones directas para prevenir a los mismo de los peligros que conlleva la vida en la calle, como los problemas de consumo, sobre todo de sustancias volátiles y cannabis, así como alcohol y otros psicotrópicos.
La nota de prensa refirió que la principal razón que esgrimen los menores para rechazar su ingreso a un centro de acogida es “hacer risky” a diario, intentar colarse como polizón en algún barco que lo lleve a la península.
Otro de los alegatos para rechazar ser parte del sistema de protección es su negativa a cumplir las normas y los límites de los centros de protección.
No obstante, el balance de la consejería de Bienestar Social indica que contabilizaron 411 ingresos en centros, directos o a petición de la Policía Local en el periodo comprendido entre los meses junio y diciembre del año 2018.
En el mes de septiembre sumaron 91 ingresos, 80 en octubre y 74 en noviembre. Además el informe detalló que se registraron 196 llamadas FCSE; 158 intervenciones FCSE y 116 atenciones sanitarias en los últimos seis meses del año 2018.
Y estos señores con.todo mi respeto..para que valen...no veis el.caso que le haxen los menas?