Las reticencias marroquíes podrían frenar en el futuro un proyecto que no tiene aún el aval del Gobierno central. La competencia del país vecino es otro inconveniente.
Sin duda es el proyecto más ambicioso en el que está implicada la Ciudad Autónoma aunque el futuro de la ampliación del puerto comercial de Melilla sigue en el aire, pues desde el Ministerio de Fomento y el Gobierno central son muchas las dudas que genera esta propuesta cuando no un claro desinterés debido al excesivo coste de su construcción.
Y es que no es para menos, pues si es difícil invertir cuatro millones de euros para financiar una rebaja anual del coste de los billetes del transporte aéreo, muchos entienden que es más difícil aún que vayan a traerse a la ciudad unos 210 millones para una obra de esta envergadura.
Las dificultades para realizar este proyecto son importantes aunque no insalvables, como demuestran los estudios de viabilidad que han sido presentados en más de una ocasión por parte de la Autoridad Portuaria de Melilla. Pese a ello, hay factores que no se han tenido en cuenta y que algunos especialistas consultados por ‘El Faro’ entienden que son importantes, como por ejemplo las posibles reticencias que Marruecos podría oponer a la construcción de esta ampliación, pues aunque se supone que se hace dentro de las aguas jurisdiccionales de Melilla, lo cierto es que estas no están delimitadas entre España y Marruecos, es lo que algunos analistas consideran ya como la geopolítica del puerto.
Y es que no sería la primera vez que Marruecos pone impedimentos en algún proyecto que se hace desde Melilla, como ya ocurrió con la construcción de la valla perimetral o incluso con la reciente pretensión de Air Europa de operar en la ciudad, lo que habría requerido una negociación con Marruecos para que estos aviones de la compañía, más grandes, pudieran atravesar una porción de territorio marroquí en su aproximación a Melilla. Finalmente parece, a tenor de las declaraciones de algunos integrantes del Gobierno local que desde el Ejecutivo central no se hizo ninguna gestión al respecto.
Otras variables
La construcción de un puerto de estas características requiere dos componentes esenciales, según algunos analistas consultados, o bien un hinterland tras de sí que pueda nutrirle de actividad o bien un tráfico de mercancías por la zona que permita el desarrollo de una plataforma de contenedores.
En el caso de Melilla, la primera opción está descartada en la medida en que el territorio de la ciudad es de doce kilómetros cuadrados sin industria alguna pues precisamente se quiere utilizar la ampliación del puerto para crear una zona industrial.
En el segundo caso, la ampliación es más factible aunque no exenta de problemas ya que hay que tener en cuenta que Melilla deberá hacer frente no sólo a la competencia de los puertos que ya existen en el Mediterráneo, cerca de Melilla, sino que también está la de las paltaformas que pretenden construirse en las cercanías.
Es el caso del puerto de Nador West Med, una opción del país vecino cuyos estudios ya se están haciendo. Parece que la decisión ya está tomada y será el primero en construir su puerto el que se lleve el gato al agua.
Sin d uda son muchas las vertientes de un debate que parece insistir en la creación de 5.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos pero deja varias incógnitas en el aire. Y sino ahí están los estudios medioambientales en torno a la descarga de áridos en Melilla que podrían venir de Marruecos o de la península, a mayor coste.