El Gobierno ha reducido la exigencia a los alumnos a la hora de poder solicitar la beca para la matrícula universitaria. A partir de ahora, los estudiantes podrán optar a la ayuda con una calificación de 5, medio punto menos de lo que se pedía ahora.
Se trata de una reivindicación largamente solicitada por Universidades y asociaciones estudiantiles, que habían detectado como los alumnos con menos recursos eran apartados de la enseñanza superior.
Además, la nueva norma beneficiará también a los estudiantes que saquen buenas notas: los que tengan un 8 de media, o una calificación superior, también se verán recompensados.
Durante años, hemos disfrutado en España de una educación para todos y casi gratuita, las tasas a los alumnos de familias menos acomodadas eran compensadas mediante becas del Estado que permitían que cualquiera dispuesto a esforzarse en sacar una carrera tuviera su oportunidad. Una forma de lograr una movilidad social comparable a la de los países del norte de Europa. Se había ganado mucho en la redistribución de las oportunidades gracias a un sistema de ayudas que durante los últimos tiempos parecía herido de muerte. Por tanto, es una buena noticia que se recupere como medio de no perder un importante capital humano que por motivos económicos se estaba quedando fuera de la universidad, algo realmente poco aconsejable en un mercado laboral como el actual, tan orientado a la especialización y que cada vez exige una mayor cualificación del trabajador que permita aportar valor añadido a productos y empresas.