El Defensor del Pueblo, Francisco Fernáncez Marguán, afirmó ayer que le parece preocupante la situación de los menores no acompañados que viven en la calle en nuestra ciudad. Indicó que en Melilla existe un problema importante con estos niños y que el hecho de que estén viviendo fuera de los centros supone un riesgo para ellos. Reconoció el esfuerzo que se hace desde el Ejecutivo local, pero consideró que hay que evitar determinadas declaraciones poco afortunadas que en algunas ocasiones se acercan a la “violencia verbal”.
Fernández Marguán se mostró esperanzado con que el programa de educadores de calle sea realmente útil para acabar con esta situación y dijo que es necesario terminar con un clima social que algunos momentos puede ser agresivo y que no es recomendable.
Sobre la ocupación de La Purísima, donde desde hace meses hay residiendo alrededor de 550 niños, a pesar de que las instalaciones se crearon para acoger a menos de 200, el Defensor del Pueblo apuntó que en esta ocasión no ha podido visitar estas instalaciones, pero que ya el año pasado comprobó en una visita que la ocupación era elevada.
En aquella ocasión, indicó que se le solicitó que ejerciera como mediador y así lo hizo, pidiendo a la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración una solución a este asunto, que a su juicio pasaba por los traslados de niños a otros puntos del país. Sin embargo, la respuesta del Ejecutivo central fue que se iba a dotar de más presupuesto.
Fernández Marguán apuntó que no tendrían problema en volver a actuar en este asunto ahora. Eso sí, afirmó que hay que tener claro que la situación actual es responsabilidad del Gobierno saliente y no del Ejecutivo que acaba de llegar y que apenas lleva un mes ostentando el poder en nuestro país.