-
El cuadro de nuestra ciudad realizó un buen duelo y llegó a los últimos compases del choque con opciones de triunfo aunque a falta de tres segundos, Diego Kapelan falló un lanzamiento para la victoria
El Club Baloncesto Melilla no logró la proeza de sumar la primera victoria de esta eliminatoria final por el ascenso a la Liga ACB, aunque estuvo muy cerca. Tuvo su oportunidad cuando a falta de 15” para el final, un triple de Samb ponía por delante a su equipo (68-70), pero no pudo evitar en la siguiente defensa que el ataque local lograra empatar a 70.
El tiempo añadido fue ya claramente local, con un cinco de Melilla que ya estaba algo más que agotado, casi asfixiado (con dos partidos de más que el Manresa en semifinales) y en donde se fueron sucediendo los errores, sobre todo cuando ya casi todo se fiaba a los tiros de tres. Fue un partido muy emocionante, digno de una gran serie final, en el que las diferencias a favor de uno u otro cincos durante los 40 minutos reglamentarios no fueron definitivas (el Manresa tuvo hasta 11 puntos y el Melilla hasta 9) como para cerrar el partido antes de tiempo.
Desde el inicio, eso sí, se notó que la presión psicológica era alta en ambos cincos, pero de entrada dominaban mejor los nervios los visitantes que sorprendían al ataque del ICL Manresa con una defensa alternativa que se situaba en zona cada vez que Melilla venía de anotar una canasta. En los momentos en que esa zona se plantaba bien y ordenada, los manresanos se bloqueaban y se entestaban en el lanzamiento desde el perímetro, cuando, la verdad, estaba claro que no era su día en puntería.
El primer triple lo anotó el ICL después de 12 intentos y cuando ya mediaba el segundo cuarto, una circunstancia que el Melilla sabía aprovechar hasta ese momento con un juego ordenado en ataque y con Djuran, Almazán y Rodríguez muy acertados desde más allá del 6,75 para lograr un 10-17 (min. 8), a poco de la finalización del primer periodo. La defensa de Manresa no era nada agresiva, como desconcertada, por el poco acierto ofensivo que acumulaban sus jugadores (la primera falta personal del equipo local llegaba en el min. 10).
En el segundo cuarto, las muñecas se destensaron en ambos conjuntos, más en un equipo local que también empezó a sentirse cada vez más a gusto en defensa, después de poder arrancarle al rival algunos balones recuperados que finalizaban en contraataque. Después de un triple de Diego Kapelan que situaba la máxima renta visitante (13-22, min. 13), el Manresa supo recuperar el timón con un parcial 11-0 (24-22, min.15).
Hasta el descanso se consolidó la igualdad, en el marcador y en la capacidad de sufrimiento en pista, aunque justo en ese momento la pareja de pivots local Jordi Trías- Nacho Martín, empezaban a dominar ya a sus rivales, sobre todo a un descentrado Javi Guerra que firmó una pobre estadística final con cinco puntos y solo 3 de valoración.
Tras el descanso, (37-33), el Manresa salía más enchufado y ponía tierra de por medio (44-33), pero el Melilla supo sufrir ese primer envite y con un Eduardo Duran inspirado y la lucha de Mamadou Samb (a la que hay que añadir sus 12 puntos) los melillenses recuperaban en el luminoso (49-59, min29).
En el que tenía que ser el último cuarto, El Melilla lo fio todo al acierto de Diego Kapelan que firmó cuatro triples casi consecutivos que sembraban el miedo en la grada del Congost (59-65, min. 35). Pero aquí empezaron a fallar los nervios, quizá también las fuerzas, en ambos equipos. Kapelan dejó de anotar de golpe y el tándem Martín-Trias (y un triple de Muñoz), le daban buena réplica a una sucesión de fallos del ataque melillense que perdía fuelle.Sin embargo, a falta de 15 segundos para el Final, Mamadou Samb anotaba de tres (68-70) desde la esquina izquierda del ataque.
Pero Jordi Trías, de nuevo el MVP de la competición, conseguía el empate a tres segundos del final. El último tiro de Kapelan que era para ganar erró, y la prórroga ya fue sólo la prolongación del sufrimiento. Un nuevo triple de Mamadou Samb (74-73), fue el último momento en que el Melilla, quizá ya demasiado agotado, creyó en el triunfo. A falta de un minuto del añadido, el Manresa sumaba una renta de 9 puntos (83-74). Pablo Almazán paraba el juego tras notar una lesión muscular, y todo quedaba ya decidido y pendiente del partido (el segundo de la eliminatoria), de este domingo que viene, también en Manresa y habrá que estar muy atento a la posible dolencia del capitán de la escuadra de nuestra ciudad, que durante estos últimos partidos se está convirtiendo una de las piezas claves tanto en la defensa como en el ataque y llega muy justito de fuerza física.
Se volverán a medir fuerzas, nunca mejor dicho, aunque parece que los locales llegan mejor en lo físico que su rival. Pero vaya, esto es una final, el premio es el ascenso ACB y todo puede suceder. Ahora cada uno de los componentes del Decano se tienen que recuperar físicamente.