Belén Delgado es miembro de la Plataforma de Ayuda a las Personas Refugiadas Sirias de Elche y siempre se ha mostrado muy interesada por la situación de los migrantes, concretamente por la de aquellos que llegan a España a través de las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta, que conforman la Frontera Sur de Europa.
Esta activista critica que “el tema de los refugiados esté olvidado”, aunque reconoce que llegó a ocupar un espacio relativamente importante en la agenda pública con la crisis siria. Sin embargo, considera que hay que retomar esta cuestión y focalizarse también en lo que pasa en nuestro país: “Está muy bien que nos preocupemos por los refugiados de países lejanos, debemos hacerlo, pero también tenemos que centrarnos en atender a los que vienen aquí y lo que sucede en territorio español porque la Frontera Sur es una gran desconocida para muchos”.
Su preocupación por los migrantes que llegan a territorio nacional a través de Melilla y Ceuta la llevó a visitar ambas ciudades. Durante el pasado puente de la Constitución conoció de cerca la realidad de los migrantes en nuestra ciudad y en Semana Santa hizo lo mismo con Ceuta. Delgado compartió su experiencia ayer en el Centre Social Raval de Elche, con el coloquio ‘La situación actual de las personas refugiadas en Europa: la Frontera Sur - Ceuta y Melilla, la valla de la vergüenza’, en el que también mostraron fotografías de las vallas, las escolleras y el CETI.
Menores en la calle
“Quería conocer en primera persona la situación de los menores que viven en la calle. Es un tema del que se habla poco”, explica a este diario. Delgado llegó a Melilla acompañada por otros miembros de la plataforma a la que pertenece. Una vez aquí, se reunió con activistas de la asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), entre ellos, el presidente de esta entidad, José Palazón, para conocer los entresijos de la realidad de los ‘niños de la calle’.
“Ver a esos chicos en la calle, en sus circunstancias, fue muy imptactante”, dice Delgado y relata: “Soy profesora en un instituto y ver a esos adolescentes me hizo pensar en mis alumnos. No me los puedo imaginar viviendo en la calle, con la ropa rota, con heridas, que huelen mal por falta de higiene, intentando colarse en el puerto para viajar de polizones en un barco hacia la península”.
Al ser consciente de esta situación, esta activista facilitó a estos niños algo de ropa y comida en un encuentro con algunos de ellos en las escolleras cercanas a Melilla La Vieja. “Al ir al principio en coche, algunos salieron corriendo porque pensaban que era de la policía, pero luego se acercaron. En ningún momento sentí miedo, al contrario, fueron muy amables y muchos sólo querían tener con quien hablar y jugar”, explica.
Esta profesora entiende que la presencia de estos menores pueda resultar algo incómoda a vecinos de la zona. Sin embargo, dice no comprender el enorme grado de rechazo que padecen por gran parte de la sociedad. “Muchos criminalizan a los menores inmigrantes porque son pobres, pero desconocen que algunos de ellos son jóvenes con estudios, mientras que todos están arriesgando sus vidas para tener un futuro mejor”, comenta.
“Impensable”
Durante su estancia en la ciudad, Delgado también asistió a las clases de alfabetización que ofrecen miembros de Prodein a algunos ‘niños de la calle’. En estas sesiones aprenden castellano y mejoran su interacción con los demás en su día a día. No obstante, lo que más llamó la atención a esta activista fue el hecho de que en Melilla haya casi 200 niños sin escolarizar. “Esto es impensable en cualquier otra parte del país”, sentencia. Delgado acompañó a estos pequeños y a sus familias ante la puerta de la Dirección Provincial de Educación para exigir su escolarización inmediata.
Antes de regresar a Elche, esta defensora de los Derechos Humanos fue a Gurugú para conocer de cerca los campamentos de migrantes subsaharianos de los que había oído hablar. Aunque no llegó al campamento porque estaba muy lejos, se encontró por el camino a dos jóvenes guineanos a quienes ofreció bolsas con comida y algo de ropa. “¿Hice bien?”, se pregunta y prosigue: “Tuve la sensación de que siempre me quedo corta para ayudar. Es frustrante pensar que quizás mañana mueran intentando cruzar en una patera”.
Belén Delgado: “Ver a esos adolescentes en la calle me hizo pensar en mis alumnos y en lo injusto que es tener privilegios por nacer a un lado o al otro”
Belén Delgado es profesora en el instituto Tirant Lo Blanc de Elche, centro en el que intenta inculcar los valores de solidaridad y cooperación entre sus estudiantes. Una cosa que le impactó al conocer a los menores extranjeros no acompañados fue verlos como si fueran sus estudiantes. “Ver a esos adolescentes en la calle me hizo pensar en mis alumnos y en los injusto que es tener privilegios por nacer a un lado o al otro del mar Mediterráneo, con unos u otros rasgos y la diferencia en oportunidades”, comenta a El Faro.
Con el fin de concienciar a sus alumnos de la situación de los ‘niños de la calle’, Delgado impulsó una campaña de recogida de ropa y calzado que permitió enviar 10 cajas llenas para atender a los menores de Ceuta, su visita más reciente. Preguntada sobre la posibilidad de hacer el mismo envío a Melilla, Delgado reconoció que lo ha pensado, aunque optó inicialmente por Ceuta ante la falta de entidades como Prodein, la cual cubre parte de las necesidades de los niños que viven a la intemperie en la ciudad, mientras que en Ceuta no hay un equivalente que haga las mismas funciones, según explicó.
Los encargados de seleccionar y clasificar la ropa y el calzado que iban a enviar fueron jóvenes de entre 15 y 17 años que cursan la Formación Profesional Básica en el Tirant Lo Blanc. Estos estudiantes se basaron en sus propios gustos y las tendencias de última moda para recolectar prendas de segunda mano y de las tallas adecuadas para los menores.