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Uno de los objetivos para 2018 es aumentar la bonificación del transporte para atraer más visitantes
La noche de Fin de Año es una de las más mágicas del calendario. Estamos a punto de despedir 2017 y toca hacer balance del año que nos deja pero al mismo tiempo que visualizamos los nuevos retos que se nos presentan ante 2018. En los 365 días que nos preceden Melilla ha seguido arrastrando antiguos problemas pero la ciudad también ha visto como algunos proyectos veían finalmente la luz como ha sido el caso del nuevo centro comercial.
Aunque no siempre llueve al gusto de todos y los comercios del centro se quejan de que este nuevo espacio que ha abierto en Melilla va a influir negativamente en sus negocios si no se adoptan medidas para dinamizar esta parte de la ciudad.
El devenir de Melilla, durante este año que cerramos y al fin y al cabo de los que nos preceden, está siempre marcado de una manera u de otra por la frontera con Marruecos, que determina y condiciona todo lo que pasa en nuestra ciudad, desde el comercio local a la seguridad en nuestras calles pasando también por la educación y la sanidad.
En la parte final de 2017 se han llevado a cabo algunas iniciativas en la frontera para avanzar en fluidez y agilidad: el comercio atípico se ha desviado de Beni Enzar y se ha puesto en marcha una línea de autobús que conecta este paso fronterizo con el de Barrio Chino, entre otras. Los empresarios de la ciudad confían en que las medidas adoptadas comiencen a dar sus frutos tras las fiestas navideñas.
Y en materia de inmigración, justo ayer el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, aseguraba que durante 2017 han pasado entre 300 y 400 menores más por el centro de acogida de La Purísima. Los intentos de saltos a la valla en Melilla y Ceuta han aumentado un 34%.
Uno de los retos para el año que está a punto de empezar es aumentar la bonificación para el transporte, algo que beneficiaría tanto a los melillenses a la hora de viajar como a la propia ciudad en sí para atraer visitantes. La Viceconsejería de Turismo habló ayer de que contempla hasta cinco proyectos de nuevos hoteles, unos más avanzados y otros todavía en el aire. Pero si no se baja el precio de los billetes, no habrá nada que hacer porque no tendremos viajeros para llenar sus habitaciones.
Hay que mirar atrás para no repetir errores pero sin lamerse mucho las heridas. Es la hora de los retos y de brindar por el año que está a punto de empezar y por los nuevos propósitos para la Melilla del futuro. ¡Feliz y próspero 2018!