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La Guardia Civil vigila el barrio desde un helicóptero y se incauta un vehículo como prueba
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Los vecinos se levantan sobresaltados
Ruido, alboroto y mucho movimiento. Así describían vecinos del barrio de La Cañada la mañana de ayer, cuando cerca de seis coches de la Guardia Civil se presentaron en una de las ramificaciones de la calle Pegaso, cercana a la carretera Vía Láctea. El motivo: efectuar el registro de un domicilio en la zona, en el marco de la operación Zabi-Takatun contra el tráfico de drogas y la salud pública en colaboración con la Policía Nacional.
El vecindario despertó sobre las seis de la mañana al oír voces en la calle, donde se encontrababan unos 15 agentes de la Benemérita encapuchados. Sobre ellos, un helicóptero del Cuerpo sobrevolaba la zona para vigilar y controlar en todo momento el movimiento que se desarrollaba en el terreno.
Incidencias
Desde primera hora de la mañana, la Guardia Civil custodiaba la zona y tan sólo permitía la entrada y salida de vecinos, prohibiendo el acceso a personas ajenas a la barriada.
Sin embargo, los agentes se vieron obligados a despejar la carretera para facilitar el paso al servicio de reparto de butano a domicilio, ya que varios vecinos se quejaron e insistieron en la necesidad de seguir “con sus vidas” a pesar del dispositivo policial. De hecho, una vecina bajó a buscar una bombona y pagó al repartidor entre las miradas vigilantes de los guardias civiles.
Pruebas
Pasadas las nueve de la mañana, una grúa se presentó en el lugar del dispositivo para retirar un vehículo que la Guardia Civil se había incautado. El coche, un viejo Mercedes de color verde, podría estar implicado en la presunta actividad de tráfico de estupefacientes que investiga el Juzgado de Instrucción número 4 de Melilla, que ha declarado bajo secreto de sumario. El automóvil quedó bajo la custodia del Instituto Armado para ser analizado y recabar nuevas pruebas.
La Benemérita se incauta un vehículo que
podría estar vinculado a la trama de narcotráfico
A medida que avanzaba la jornada, los vecinos se iban acumulando alrededor de los vehículos de la Benemérita y en las ventanas de los edificios cercanos con curiosidad, aunque muchos de ellos pasaron de largo al descubrir la presencia de los medios.
La concentración duró poco tiempo, ya que la Guardia Civil abandonó el lugar de los hechos sobre las diez menos cuarto de la mañana, cuando la grúa se llevó el vehículo hasta el depósito.