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Se trata de un argelino residente en el CETI, al que se le imputa un atraco en una tienda
Llegó a los Juzgados esposado y escoltado por dos agentes de la Policía Nacional. Se le había citado ayer tras no haber comparecido en un juicio en el que estaba acusado de robo con violencia en un comercio del centro. Tras serle notificada la nueva fecha de la vista, debía firmar en el documento de la citación. Sin embargo, cuando los agentes lo acompañaban a la mesa donde tenía que estampar su rúbrica, ‘cayó’ de forma ‘súbita’.
El individuo es de nacionalidad argelina y reside en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Cuando la fiscal le preguntó las razones por las que no había acudido cuando se le llamó por primera vez a declarar, aseguró que los empleados de seguridad del centro no le “dejaron salir”.
“Ha controlado la caída”, dijo uno de los dos agentes. Este efectivo lo consideraba así por un motivo que veía claro: “No se ha golpeado la cabeza”. Cabe considerar que si el desmayo hubiera sido real, la caída había sido perfecta, pues el hombre, de más de dos metros de altura, se desplomó justo al borde de la mesa y entre dos filas de asientos. “Esto no lo hacen muchas veces”, añadió.
Los policías lo tendieron sobre los asientos antes de llevárselo. Mientras, el letrado de oficio del acusado le pidió al traductor (el inculpado no hablaba castellano) que le dijera: “Me ha dicho tu abogado que dejes de montar este número”. Pese a que por su estatura el hombre mostraría aptitudes para el baloncesto, su caída le hizo parecer más bien un futbolista pícaro en el área rival.