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Desde años, cada vez que se aproxima o llega la Semana Santa, la noticia es la misma
Los comerciantes de la ciudad aseguran que, al contrario de lo que ocurre en otros puntos del país, los negocios reducen sus ingresos notablemente. Este año, el presidente de la Asociación de Comerciantes de Melilla (Acome), Enrique Alcoba, asegura que dan prácticamente por perdida esta época de vacaciones.
Por su parte, desde la Asociación de Hosteleros esperan que la Semana Santa, que saca a la calle a cientos de fieles para ver a las cofradías, anime a la gente a quedarse en los bares y restaurantes y consumir en la ciudad. El representante del gremio, Hassan Amaruch, se mostró optimista en cuanto a estas fiestas, puesto que el Domingo de Ramos sirvió para que los melillenses llenaran locales.
De hecho, Amaruch indica que las cifras de este 2017 no están siendo tan buenas como las del pasado año, por lo que un revulsivo que saque a la calle a la gente que no se ha ido de Melilla por vacaciones es muy positivo para los establecimientos.
Comercios y hostelería parecen ser la cara y la cruz de una Semana Santa que trae sensaciones agridulces a los empresarios de ambos sectores.
De hecho, Alcoba anima a mirar más a Marruecos, a sus ciudadanos concretamente, como potenciales clientes. Argumenta que no se puede obligar a los melillenses a que hagan sus compras en la ciudad, pero que muchos ciudadanos del país vecino están interesados en consumir en nuestra ciudad.
Es por ello que reclama más agilidad en los pasos y que se tomen medidas para facilitar la entrada de estos potenciales compradores en Melilla, algo parecido a lo que pretende la Administración con la reordenación fronteriza que quiere poner en marcha.
Lo que parece claro es que los negocios de la ciudad requieren de otros frentes para asegurar su supervivencia y los turistas marroquíes pueden ser un público propicio para este viraje.