Un total de 38.240 personas han sido detenidas en Marruecos entre enero y julio por “ebriedad pública manifiesta”, según las cifras del Ministerio marroquí del Interior que recoge el portal medias24.com.
Estos datos, que se refieren solo al “medio urbano” (es decir, no incluye regiones rurales), son inferiores a las del año pasado, cuando se registraron más de 40.000 casos.
La ley marroquí castiga con penas de entre uno y seis meses de prisión o multas de entre 150 y 1.500 dirhams (14-140 euros) a quien sea encontrado “en estado de ebriedad manifiesta en las calles, caminos, cafés, cabarés u otros lugares públicos o accesibles al público”.
Esa ley se aplica de manera discrecional, pues muchas veces personas con evidentes síntomas de ebriedad en la calle no son molestados por la Policía, y las redadas que los agentes realizan contra los intoxicados por alcohol suelen tener lugar solo por las noches.
El alcohol, un artículo teóricamente prohibido por el Islam, se vende con toda normalidad en algunos restaurantes, bares y supermercados de Marruecos, pese a la existencia de un decreto de 1967 que prohíbe expresamente “vender bebidas alcohólicas o alcoholizadas a los marroquíes musulmanes”.