Los agentes estuvieron dos horas en la oficina pidiendo documentación, según su propietario.
La Policía investiga unos contratos laborales presuntamente fraudulentos que se llevaron a cabo por personal de la Asesoría Benaisa.
El Faro pudo conversar con el dueño de ese despacho, Benaisa Hamed, quien explicó que “a las 12:00 horas” los agentes acudieron allí para “interesarse por un expediente de tema laboral de asesoría”. Esta persona concretó que lo que buscaban los funcionarios eran “contratos de seguridad fraudulentos”. “Creo que llevaban tres años investigándolo”, agregó.
Asimismo, especificó que los presuntos delitos que la Policía está investigando son los de “fraude” y “falsedad documental”.
El dueño de esta asesoría añadió que los agentes preguntaron por los empleados encargados de las “gestiones de laboral” y por los que se ocupaban de “las gestiones de documentación”.
El propietario de esta empresa afirmó que informó a los agentes de lo que le preguntaban, aunque no precisó a este diario si los responsables de las gestiones por las que preguntaban se encontraban en ese momento en la oficina.
Esta persona añadió que los agentes estuvieron dos horas en la asesoría y que finalmente se llevaron “toda la documentación que han creído conveniente”.
Seis empleados
El propietario de la asesoría reveló que tiene “seis empleados en total” a su cargo. “En principio soy el máximo responsable de la empresa”, apuntó. Por este motivo, los agentes le requirieron que los acompañara “para prestar declaración en calidad de testigo”. Tras hacerlo, señaló que le dejaron marchar. No obstante, esta persona adelantó que mañana sábado deberá acudir a declarar al Juzgado de Instrucción número 3, el que está de guardia “como testigo”.
Declaración en los Juzgados
Asimismo, indicó que hoy lo harán, también en calidad de testigos, dos empleados suyos que se dedican a hacer “contratos de trabajo”.
Al preguntarle este periódico si alguno de sus empleados pudiera encontrarse fuera de la ciudad o huidos a Marruecos, respondió: “No tengo conocimiento de que ninguno esté fuera”.
Al tener noticia de esta intervención policial, El Faro se desplazó en la tarde de ayer hasta la oficina, que se encuentra en la primera planta de un inmueble a la que se accede por una escalera exterior que tiene una verja. En ese momento, estaba cerrada y no había timbre para llamar.
Según declararon algunos vecinos, los agentes llegaron al lugar “sobre las 12 del mediodía”. Uno de los vecinos aseguró a este periódico que se llevaron “archivos y un ordenador”, pero afirmó no haber visto que se llevaran a alguien arrestado.
En una cafetería próxima a la oficina registrada, uno de los clientes aseguró a este periódico que en ese momento había “agentes de la Policía Judicial” efectuando indagaciones en la asesoría.
El Faro intentó confirmar esta afirmación, pero la escalera de entrada al inmueble seguía cerrada a cal y canto con la verja. Según uno de los vecinos consultados, “por la mañana habían venido a registrar”, pero aseguró que en ese momento no había “nadie”.
Oficina cerrada por la tarde
Acto seguido, un hombre que aseguró trabajar en la asesoría le espetó a este medio que la oficina estaba “cerrada” y que “abre por las mañanas de nueve a tres”. Al preguntársele por el motivo de la visita de los agentes, aseveró: “Sólo han venido para reclamarnos documentación sobre un cliente nuestro. Y no puedo revelarle su identidad”, concluyó. Esta persona negó que hubiera gente dentro del despacho en ese momento.
No obstante, un comerciante de un negocio cercano aseguró que por la mañana había habido “algún detenido”, aunque reconoció que él no lo vio. También declaró que en ese momento había “policías” dentro registrando y que estaban “con el dueño”, algo que no ha podido ser confirmado. De hecho, el propietario afirmó que los agentes sólo habían estado por la mañana.
Escasos minutos más tarde, El Faro observó cómo dos hombres salían de la oficina y alguien les abría la verja para que salieran. Al preguntarles, ambos afirmaron que la asesoría estaba “cerrada” y que ellos habían acudido a arreglar “un problema informático”. Tras esto, otro hombre que se encontraba sentado ante la verja de entrada insistió en lo mismo. “Está cerrado. Venga mañana”.