EL Juzgado de lo Social de Melilla ha condenado a la responsable de una guardería de la ciudad a pagar 6.251 euros de multa por contratar a una mujer embarazada un mes antes de dar a luz.
La trabajadora primero había sido contratada cuando estaba de ocho semanas de gestación. Tras acabarse el trimestre de contrato, no la renovaron por sus faltas injustificadas.
A punto de parir se acercó a la empresa, habló con su jefa, le explicó su situación, le pidió que la readmitiera y ésta lo hizo. Y esa benevolencia le ha costado cara. Un juez de Melilla la condena a pagar la multa de 6.251 euros que le impuso la Inspección de Trabajo por considerar que había cometido un fraude a la Seguridad Social al contratar a una mujer embarazada.
Sentencias como ésta no ayudan en nada a las trabajadoras que, además, son o quieren ser madres. Después de una decisión judicial como ésta, que además es firme y por tanto no admite recurso, ¿de verdad alguien se atraverá a contratar a una mujer embarazada?
Mientras los países nórdicos no hacen más que proponer ayudas para incentivar la natalidad, en Melilla, hartos de ver nacer niños, se sanciona a una empresaria que supuestamente cometió un fraude al contratar a una mujer embarazada que, incluso con ocho meses, trabajaba más que sus compañeras, según explican desde la guardería a El Faro.
Estamos de acuerdo en que éste es un caso que se sale de lo común. Porque en este país, desgraciadamente, lo normal es que el empresario sea sancionado por despedir a una mujer en cuanto se da cuenta de que está esperando un hijo.
Famosa es aún la polémica desatada en 2014 cuando la empresaria y presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol, afirmó que prefería contratar mujeres mayores de 45 años o menores de 25 por el amparo que da la ley a las madres trabajadoras.
Esa misma legislación a la que tanto temía Oriol es la que en Melilla ha castigado a la responsable de una guardería, justo por lo contrario: por contratar a una mujer a punto de ser madre.
Con sanciones como ésta, la Administración manda un mensaje claro al asociar el embarazo con el fraude: barrigas no.
Muchas mujeres pagan un precio alto cuando deciden ser madres. En la mayoría de las ocasiones tienen que renunciar a sus ambiciones profesionales porque educar y cuidar a los hijos lleva tiempo, esfuerzo y mucho, mucho sacrificio. A las trabas que ponen algunas empresas tenemos que sumar ahora las multas que defiende la Administración. Es increíble.