La corporación fue fundada por varios militares en el año 1990.
–Hoy. Martes Santo es el gran día para los hermanos de la cofradía el Humillado. ¿Cómo se viven los momentos previos a a salida?
–Estamos todos muy nerviosos y mirando al cielo. Este año la Semana Santa ha empezado muy bien y esperemos que continúe igual.
–¿Cómo ha sido el transcurso de esta mañana?
–Esta mañana hemos repartido las últimas túnicas entre los que nosotros llamados ‘los rezagados’. Suele ser gente que no se encuentra en Melilla. Pero no hay problema, nosotros le reservamos su túnica hasta el último momento. También se han preparado los bocadillos que se entregarán, tras el acto de penitencia. Otros hermanos se han dirigido a la carpa, que se nos ha habilitado en el Ayuntamiento, por peligro de desprendimiento de nuestra parroquia, para poner las flores al trono. Es el único sitio con el que contamos este año y por ello, en la tarde de ayer, trasladamos todos los utensilios a dicha carpa.
-¿Cómo se prepara un hermano mayor para el acto de penitencia?
-Tras los últimos preparativos de esta mañana, intentaremos estar a las 14.00 horas en casa para comer algo y descansar. Después nos arreglamos porque la salida está prevista para las 20:30 horas, pero siempre nos reunimos una hora antes, a las 19:30 horas.
–¿Dónde se celebrará este año la misa previa a la salida?
–La misa tendrá lugar en una pequeña capilla, que se comunica con la casa del cura. El problema es que no caben muchas personas, calculo que entre 30 o 40. Los que no puedan pasar tendrán quedarse en el exterior.
–¿Cuál es el origen de la Cofradía del Humillado?
–Se trata de una cofradía que fue fundada por militares, pero su carácter siempre ha sido cívico-militar. Todo el que quiera formar parte de esta corporación puede hacerlo. Somos parte del pueblo. Cuando desapareció la cofradía Real, en Melilla solo quedaron cuatro cofradías, en lugar de cinco. Los militares sintieron la necesidad de ofrecer una nueva hermandad a los melillenses y fue entonces cuando se pusieron en contacto con el párroco de de la Iglesia Castrense. Aceptó su propuesta y se pusieron manos a la obra para establecer los estatutos. Finalmente, fue en el año 1990, cuando se realizó el primer acto de penitencia. La cofradía cumple así 27 años de existencia.
–¿Cuál cree que ha sido su evolución? ¿Tiene un mayor seguimiento ahora?
–La evolución ha sido irregular. Hemos tenido años en los que ha habido un gran seguimiento y otros, en los que nos han arropado menos personas. No obstante, creo que este año la gente va a volver a salir a las calles, sobre todo por la mejora de la economía.