El edificio que sindicatos y CEME comparten en la plaza Primero de Mayo estaba ayer desierto. Tan sólo un grupo de jóvenes merodeaba por la parte exterior. No había ningún precinto que indicara que no se podía entrar ni había ninguna señal de que hubiera desperfectos provocados por el terremoto. Sin embargo, los agentes sociales tomaron la decisión, por precaución, de no acudir a este edificio por si había réplicas.