La cabalgata de los Reyes Magos derrochó confeti y millones de caramelos desde su salida en la calle de la Comandancia Militar l Miles de personas se apostaron en el recorrido para saludar a sus majestades y los pajes
La lluvia comenzó a caer diez minutos más tarde de que los Reyes Magos de Oriente saludaran a los niños de Melilla desde el balcón del Palacio de la Asamblea. El viento también se calmó cuando la cabalgata echó a andar desde una nueva ubicación de este desfile, la calle Luis Sotomayor, donde está la Comandancia Militar. Los fenómenos atmosféricos respetaron una noche especial para miles de niños, que llevan semanas soñando con asistir a este gran evento y ver de cerca a Melchor, Gaspar y Baltasar.
Pero la cabalgata de ayer no fue sólo un desfile. Fue un espectáculo para los sentidos. Las luces, los trajes de los personajes y la música convirtieron en mágico ese paseo.
El viento impidió que la cabalgata saliera del interior del Parque Hernández, así que las carrozas y las 550 personas que participaron en este desfile se situaron en la calle de la Comandancia Militar. Desde este punto ya había decenas de personas apostadas en las aceras para ver a los Reyes Magos.
La cabalgata
El coche de Mickey y Minnie tirado por unos ratoncitos muy graciosos fue el inicio de la cabalgata de Melchor, Gaspar y Baltasar. Tras ellos, unas niñas vestidas de cocodrilos tiraban de unos barriles adornados con luces llamativas y bailaban mientras saludaban al público que llenó las calles.
A continuación, uno de los pasacalles más vistosos y sorprendentes apareció por la esquina de Luis Sotomayor. Eran unas chicas subidas en zancos y bailando con grandes estrellas en la mano.
Luego llegaron los más ‘canallas’ del desfile. Una serie de piratas y cocodrilos que encantaron a los pequeños.
La comitiva de Melchor fue la siguiente en tirar confeti a los melillenses acompañada de las chicas de gimnasia rítmica, que como cada año hicieron ejercicios de contorsionismo y flexibilidad, quedando alucinado el público.
El rey mago de barba blanca, que siempre inicia el recorrido, llegó para alegrar a los pequeños. Tiró sin cesar puñados de caramelos a los que más gritaban su nombre. Sus pajes hacían lo mismo.
Los saltimbanquis con grandes banderas continuaban la comitiva llevando con ellos a carteros que se acercaban los niños para conocer si ya habían entregado sus cartas a los Reyes Magos.
Una caja con hadas y duendes, un grupo de bailarines vestidos de Papá Noel y una gran carroza con decenas de regalos fueron los siguientes en pasear por las calles.
Gaspar sorprendió tirando decenas de caramelos. Su vehículo estaba engalanado de verde y contaba con un gran lobo.
Los pasacalles continuaron con los muñecos clásicos que adoran los niños, como Bob Esponja, Ratatouille, Asterix y Obelix con una legión de romanos y un gran grupo de princesas Disney que contaban con su propia carroza de palacios. Aunque antes de estos personajes, Baltasar desató la ‘locura’ con sus centenares de ‘fans’ gritando a cada instante desde la acera.
Para cerrar la cabalgata, un tren lleno de duendes repartía carbón a los niños malos y lo aceptaban de buen grado.
Por último, los Reyes Magos salieron al balcón del Palacio de la Asamblea para saludar a los centenares de niños que había en la plaza y que esperaban escuchar su mensaje. Los tres fueron claros: había que irse a dormir pronto para que los regalos llegaran cuanto antes a sus hogares. Los reyes aseguraron que el viaje había sido muy largo, pero que estaban felices de estar en Melilla.