Gadem y Migreurop apuntan que las ‘devoluciones en caliente’, que dicen que van contra los derechos humanos, se prueban en la ciudad para después ‘exportarlas’.
Melilla y Ceuta son una especie de ‘campos de prueba’ de las políticas migratorias de la Unión Europea (UE), dado que suponen la única frontera terrestre entre territorio comunitario y países africanos. Esta es una de las conclusiones del informe elaborado por la ONG marroquí Gadem y por la plataforma europea Migreurop, que engloba a organizaciones españolas como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
Estas ONGs consideran que mecanismos como las conocidas como ‘devoluciones en caliente’ , que dicen que van en contra de los derechos fundamentales, se aplican en estas ciudades para comprobar su efectividad.
Asimismo, el documento expone que “las autoridades marroquíes y españolas parecen gozar de impunidad a la hora de aplicar políticas para combatir la inmigración irregular”.
Clasificación de personas
Este informe, titulado ‘Ceuta y Melilla, centros de clasificación a cielo abierto’, pretende demostrar también que ambas ciudades autónomas, con sus especiales circunstancias en cuanto a la libertad de movimiento y lugar de estancia temporal para los migrantes, sirven como lugar para que las autoridades determinen si se trata de un “refugiado bueno” o de un “inmigrante malo”.
De hecho, este documento critica que las oficinas de asilo son “inaccesibles” para algunos potenciales solicitantes, y que estas instalaciones las usan mayoritariamente los sirios, pero también argelinos y palestinos de origen sirio, dejando a un lado a las personas que provienen de países subsaharianos.
CETI, segunda fase
El informe elaborado sobre el terreno estudiando casos concretos de migrantes y refugiados, tanto en Melilla como en Nador, muestra un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) que sirve de segunda fase para esa “clasificación” de extranjeros que dicen que se da en la ciudad y en sus fronteras.
Sobre este tema, plantean un centro que ‘retiene’ a las personas hasta determinar si tienen derecho a estar en el país. Este hecho se debe a las características especiales del CETI y de la ciudad, que impiden que el residente se mueva libremente por España, viéndose obligado a quedarse en Melilla.
A este respecto, el propio documento se hace eco de las preguntas que hizo el ya ex diputado Jon Iñarritu al Gobierno, cuestionando por qué se dosificaba la entrada de refugiados a Melilla, especialmente cuando el CETI superaba con creces su capacidad.
Un pacto no escrito entre España y Marruecos
Dado que Gadem y Migreurop elaboraron el informe ‘Ceuta y Melilla centros de clasificación a cielo abierto’ a lo largo de este mismo año, hacen especial hincapié en la llegada de refugiados sirios y especulan con que podría haber un acuerdo no escrito entre España y Marruecos para dosificar la llegada de estos refugiados.
El documento manifiesta que, mientras que en un principio llegaban hasta 70 sirios al día a Melilla, tras una visita del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a Rabat, el número cayó a entre 20 y 25.
Ante esta tesitura, el informe abre dos hipótesis. Por un lado, asegura que los hoteles, taxis y restaurantes de Nador nunca se habían visto tan desbordados, máxime cuando más sirios se veían obligados a viajar hasta la frontera de Beni Enzar para intentar cruzar.
También señala la presencia de las mafias, que apuntan que llegan a cobrar hasta 3.000 euros por facilitar la entrada a Melilla. Ante estos argumentos, el informe subraya indicios de acuerdo hispano-marroquí.