Parada militar. El Regimiento de Artillería Mixto 32 festejó ayer el día de Santa Bárbara con un acto presidido por el comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu. El presidente Imbroda también asistió al desfile celebrado en la Base Alfonso XIII.
Los orígenes del Regimiento de Artillería Mixto 32 (RAMIX-32) marchan en paralelo a la historia de Melilla desde que la ciudad pasó a soberanía española allá por 1497.
Entonces, cuando Pedro de Estopiñán conquistó la plaza, lo acompañaban unos 19 artilleros. El número de éstos se fue reduciendo o aumentando conforme pasaban las décadas y los siglos según las circunstancias bélicas. Pero fue aquel día de finales del siglo XV cuando se sembró la semilla de lo que hoy es el RAMIX-32.
Ayer, día de Santa Bárbara, este regimiento artillero honró a su patrona en la explanada Héroes de Melilla de la Base Alfonso XIII.
A lo largo de la Historia, el RAMIX-32 recibió diferentes denominaciones y no fue hasta 1944 cuando adoptó la definitiva.
El comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, presidió un emotivo acto en el que tomaron parte distintas unidades destinadas en la ciudad.
Frente a la tribuna de autoridades, en la que se encontraban, entre otros, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, y el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, se situó la fuerza en formación.
Ésta se compuso de diversas unidades, pero quizá lo más llamativo fue la presencia de la Sección de Época, cuyos integrantes vestían uniformes de artilleros de los tiempos de Alfonso XIII.
Condecoraciones
Después de que el comandante general pasara revista a las tropas, llegó el momento de la imposición de condecoraciones. Entre éstas, se concedieron placas y cruces a distintos cuerpos de mando y personal de tropa. Díaz de Otazu, Imbroda y otras autoridades se encargaron de imponer dichas condecoraciones.
El jefe superior de Policía de Melilla, José Ángel González, y el brigada Marcos Antonio García Lacal fueron nombrados artilleros honorarios. Ejercieron como tales activando sendas piezas de artillería.
El coronel Paramio Pérez pronunció la alocución, en la que narró el martirio de Santa Bárbara por orden de su propio padre, “un fanático” que no aceptaba que su hija se hubiera convertido al cristianismo.
El acto en honor a los que dieron su vida por España, junto al monolito en memoria a los caídos en Annual, y el himno de los Artilleros dieron paso a la despedida del estandarte y el desfile motorizado y a pie que pusieron el broche de oro a esta festividad que supone todo un símbolo para Melilla.