La frontera de Beni Enzar ha registrado un cambio de tendencia en la recepción de refugiados sirios. Casi el 100% de los que han entrado en Melilla en los últimos dos meses se van directos a la oficina de asilo y piden protección internacional.
Las cosas han cambiado desde que la canciller alemana Angela Merkel anunció la decisión de su país de suspender el Tratado de Dublín, que permite devolver a los refugiados a los países donde han tramitado su solicitud de asilo.
Esto quiere decir que un sirio puede entrar en Melilla, pedir protección internacional en España y luego, en cuanto pise la península, sacarse un billete para Alemania. Allí no le pondrán ninguna pega ni lo devolverán a España.
La postura de Merkel ante la crisis de los refugiados le ha llevado a perder el apoyo de su electorado y de su partido, tras diez años como jefa del Gobierno. Sin embargo, su decisión de suspender el Tratado de Dublín ha sido bienvenida en Melilla porque ha ayudado a regularizar la situación de refugiados de libro que huyen de la guerra, de los bombardeos y del terror del Estado Islámico.
Pero no sólo Merkel ha colaborado en que las cosas se hagan bien y mejor en Melilla. También ha influido el hecho de que los refugiados constaten que si piden protección internacional son los primeros en salir de la ciudad.
Hace un par de años esto era impensable. Sin embargo el trabajo del Ministerio del Interior, la Secretaría General de Inmigración del Ministerio de Empleo, las ONG y hasta el propio Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) han conseguido corregir una de las grandes injusticias de la burocracia: que los que pedían asilo durmieran en Melilla el sueño de los justos hasta que se resolvía su expediente en dos o más años.
De cómo afrontar la crisis de los refugiados estuvo debatiendo desde el jueves en Florencia el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, en la Asamblea de la Conferencia de Regiones Periféricas.
Allí se habló de algo que estamos cansados de decir en Melilla: que Europa debe mojarse en temas migratorios. Y así lo manifestaron los representantes de las regiones periféricas al solicitar a la UE que concrete cuánto dinero pondrá para afrontar la crisis.