EL presidente de Melilla para los próximos cuatro años será Juan José Imbroda o Mustafa Aberchán.
Los melillenses tendremos que decidirlo el próximo día 24 de mayo otorgando al primero una mayoría absoluta para gobernar en solitario o dando al segundo una mayoría suficiente para pactar la formación de un Ejecutivo multicolor.
Anoche terminó la precampaña y empezó la campaña electoral que nos conducirá directamente a las urnas. Durante estos días en los que los partidos han ido calentando motores a la espera del momento de poder solicitar el voto a los ciudadanos, los populares han insistido en descartar cualquier posibilidad de pacto con CpM. No obstante, en los últimos cuatro años, casi hasta el final de la ‘legislatura’. los principales miembros del Gobierno local se han referido a los cepemistas durante los Plenos como una oposición ejemplar, han alabado su espíritu constructivo e incluso han llegado a compromisos y cerrado algunos acuerdos que luego han corrido mejor o peor suerte. Sin embargo, todo esto no es ya suficiente para los populares. La única opción que baraja la candidatura encabezada por Juan José Imbroda es renovar la mayoría absoluta. De este modo, su negativa a tantear la posibilidad de pactos postelectorales deja la puerta abierta a Mustafa Aberchán. Si las matemáticas están del lado del cabeza de lista de CpM, no hay muchas dudas de que éste acabará poniéndose de acuerdo con quien sea necesario para mandar a los populares a la oposición. Desde luego, no parece muy difícil que Aberchán alcance un acuerdo con PPL, a pesar de la insistencia del ‘vitalicio’ Carlos Benet en su papel de supuesto casamentero de la pareja irreconciliable Imbroda-Velázquez. Mucho más fácil sería recomponer el matrimonio CpM-PSOE si se da el caso de que la política se ve en la necesidad de volver a hacer extraños compañeros de cama.
Así las cosas, los melillenses tendremos que elegir el próximo domingo entre Imbroda y Aberchán. Otras opciones son más improbables a pesar de lo que diga la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la intención de voto en nuestra ciudad. La credibilidad de este análisis del panorama electoral es la misma que las trimestrales Encuestas de Población Activa del INE, en las que sorpresivamente un día desaparecen 3.000 desempleados para aparecer tres meses después 5.000 trabajadores desocupados. Se equivoca el CIS y ofrece un retrato caricaturesco porque la muestra sobre la que realiza su encuesta no es lo suficientemente amplia como para englobar a una población tan heterogénea como la melillenses. No descubre nada Imbroda cuando afirma que el estudio del CIS “no da ni una”. La encuesta no acierta cuando hace una proyección sobre qué ocurrirá el próximo 24 de mayo de 2015 ni acierta cuando pregunta a los encuestados qué sucedió el 22 de mayo de 2011. A lo sumo, el sondeo puede servir para señalar tendencias, pero no se puede tomar al pie de la letra. De hecho, ni Aberchán mostró ayer la más mínima preocupación por su supuesta pérdida de dos diputados ni Gloria Rojas celebró con euforia los cuatro nuevos escaños que el CIS le otorga al PSOE en la Asamblea.
¿Hasta que punto está equivocada la encuesta? Lo decidiremos el próximo 24 de mayo en las urnas. Ése día sabremos si al frente de Melilla continúa Juan José Imbroda o el bastón de mando pasa a Mustafa Aberchán.