Los planes de empleo son un recurso de urgencia, un arma contra el paro que está demostrando que tiene un doble filo. Al igual que cualquier medicamento, presentan efectos secundarios negativos.
Es evidente que esta medida resulta eficaz para atajar de manera inmediata, aunque también parcial, el que es el asunto social de mayor gravedad en Melilla debido especialmente al alto número de personas a las que afecta. Según los datos facilitados ayer por Esther Azancot, responsable del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), abril finalizó con 12.364 personas en edad de trabajar que no consiguen un contrato laboral en nuestra ciudad. Son 37 más que en marzo. Sin embargo, esta cifra contrasta con la de la afiliación a la Seguridad Social, que indica que al mismo tiempo que aumenta el paro, crece el número de contratados.
A simple vista puede parecer una contradicción que abril finalice con 37 desempleados más que un mes antes y que, al mismo tiempo, la Seguridad Social haya contabilizado en nuestra ciudad 156 trabajadores ocupados más que en marzo. El simultaneo aumento de parados y de contratados sólo se puede explicar por al aumento de la población activa que se encuentra desocupada y que optar por inscribirse en las litas del SEPE.
¿Cuál es el objetivo de estas personas? ¿Qué expectativas tienen de encontrar un trabajo? Según los datos facilitados ayer por Azancot, es posible conseguir un empleo en cualquiera de los sectores productivos de nuestra ciudad, de hecho ninguno de ellos perdió trabajadores durante el mes pasado. Sin embargo, la mayor probabilidad de conseguir un sueldo está en los planes de empleo, para lo que es requisito imprescindible estar inscrito en la lista del paro con el fin de acumular la antigüedad que da derecho a uno de estos puestos que ofrece la Administración. Lógicamente, todos estos inscritos se encuentran desempleados, pero no significa de manera necesaria que en su totalidad tengan entre sus objetivos inmediatos firmar un contrato de trabajo.
De manera simultánea, mientras se da esta situación en nuestra ciudad y se repite en Ceuta, donde también existen los planes de empleo, en el conjunto del país se produce un descenso generalizado del paro. En todas las comunidades hay menos desocupados que en marzo y que hace un año. En total, se han contabilizado 118.923 parados menos que un mes antes y 351.285 menos que en 2014. Son números que demuestran un mes más que el resto del país ha empezado a salir antes de la crisis, del mismo modo que allí se sufrieron antes sus efectos que en las ciudades autónomas. De hecho, mientras aparecían los primeros números rojos y aún después de que el presidente Zapatero se atreviera a pronunciar la palabra “crisis”, sus consecuencias continuaban siendo desconocidas en nuestra ciudad. Este retardo, que nos mantuvo a los melillenses y ceutíes alejados temporalmente el fantasma del desempleo, acabó por convertirse en un reclamo que terminó por generar una desconocida ‘importación de parados’, que sumado al efecto llamada de los planes de empleo, nos ha conducido a los 12.364 trabajadores desocupados que residen en nuestra ciudad. El tamaño de esta cifra es tal que no puede ser absorbido por el empleo que han empezado a crear las empresas locales, incluso ha dejado de ser efectiva la ‘medicina’ de los planes de empleo. Más bien nos hemos convertido en adictos a un medicamento del que hoy por hoy es imposible prescindir, precisamente por esos 12.364 parados que ha contribuido a generar.