Esta semana comenzará en Melilla un curso de técnico en Sistemas de Energías Renovables. Un total de 60 jóvenes tiene la oportunidad de formarse al mismo tiempo que percibe algo más de 400 euros al mes durante el medio año que se prolongará esta acción formativa.
Dentro de seis meses muchos de ellos podrán incorporar a su currículum unas líneas más de texto para destacar los conocimientos adquiridos en este curso. Entonces su principal problema será encontrar en Melilla una empresa a la que le puedan interesar esas nuevas destrezas.
Una mano de obra mejor preparada no significa necesariamente que el desempleo vaya a ser menor en nuestra ciudad. Por desgracia, hoy en día los empresarios de Melilla no buscan desesperadamente técnicos en sistemas de energías renovables. Por ello, resultará muy complicado que todos los alumnos de ese curso puedan encontrar un empleo tras su finalización.
Nuestra ciudad necesita que se reactive su actividad económica. Hace falta, por ejemplo, que la construcción vuelva a tomar fuerza, tanto en el sector de la vivienda como en el de la obra pública.
Es cierto, como recogen las estadísticas que maneja el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que el desempleo afecta en mayor medida a los trabajadores con menor preparación. Así puede ocurrir, por ejemplo, que por cada arquitecto en paro haya un centenar de obreros de la construcción desocupados. La solución que se esfuerza por llevar a cabo la directora provincial del SEPE, Esther Azancot, y la Administración local, consiste en mejorar la preparación de los desempleados. Llevado al extremo este planteamiento, podríamos encontrarnos con un centenar de arquitectos en paro y un solo obrero de la construcción desocupado. Entonces, la solución sería, si fuera posible, justamente la contraria a la que se ha adoptado ahora.
En realidad, lo que necesitan ese arquitecto y ese centenar de obreros desocupados es que la iniciativa privada o el sector público invierta en la realización de un gran proyecto que les permita tener alguna posibilidad de encontrar un puesto de trabajo. Todo ello, sin dejar de ofrecer la oportunidad de aumentar sus capacidades profesionales a quienes lo deseen, sean arquitectos u obreros.
Es muy probable que algunos sectores económicos de nuestra ciudad se estén nutriendo de mano de obra traída de la península porque no sean capaces de encontrarla en Melilla. Identificar esas empresas, conocer los puestos que necesita cubrir en su plantilla y facilitarles trabajadores con, al menos, la preparación teórica para complementarla con la práctica que pueda ofrecerle la propia empresa sería un método más lógico de combatir el paro en nuestra ciudad. Sin duda habría más posibilidades de éxito que si actuamos a ciegas, como si estuviéramos jugando a la lotería.