A pesar de encadenar once jornadas sin perder y cinco victorias consecutivas, los de Currás siguen en mitad de la tabla.
No hay quinto malo. Es un dicho que suele cumplirse y el Melilla lo hizo el domingo por partida doble. Cosechó su quinto triunfo consecutivo y lo hizo tras endosarle cinco goles a un rival que no había perdido en sus tres últimas visitas al Álvarez Claro.
Tal es la confianza que tiene el equipo, que el día anterior al choque uno de los jugadores que mejor en forma está en estos momentos, y que ante la Balona realizó un partidazo, adelantaba al que suscribe que la victoria se quedaría en casa. “En estos momentos le ganamos a cualquiera. Tenemos mucha confianza y lo hemos pasado tan mal, que no queremos volver a las andadas”. Dicho y hecho.
Ese es el mensaje que reina desde hace varias jornadas en el vestuario azulino, y que no se cansan de repetir desde el primero hasta el último componente del plantel y del cuadro técnico. Todo lo contrario en otras esferas de la entidad en la que ya algunos empiezan a sacar pecho. Cuidado que esto es muy largo. Fíjense si la UD Melilla ha estado mal, que a pesar de haber enlazado once jornadas sin perder de las que seis acabaron con victoria, el equipo está situado en mitad de la tabla con los mismos puntos que el Almería B y el San Roque de Lepe. Eso sí, cada vez más lejos del descenso y más cerca de la zona noble.
Ante la Balona, el equipo dio muestra del gran momento que atraviesa. La suerte, que antes era esquiva, ahora está también de parte de los azulinos. Casi todo lo que fue a puerta acabó en las redes visitantes, aunque los palos siguen siendo una constante para el cuadro de Currás.
No se puede poner ni un pero al merecido triunfo cosechado frente a un rival que volvió a demostrar su fragilidad defensiva, y que encajó su segunda “manita” de la temporada después del 5-0 que le endosó el CD El Palo.
Fernando Currás, que es quien mejor conoce a los suyos, supo reordenar al equipo para dar continuidad a una racha que, por lógica, cada vez está más cerca de cortarse. Nando, volvió a ser ubicado en el centro de la zaga para suplir la ausencia del recordado Pedro Bolaños al que sus compañeros apoyaron antes del comienzo del partido con un mensaje de ánimo en las camisetas con las que saltaron al terreno de juego. Eso hizo trasladar a Richi a la banda izquierda y colocar a Sufian de nuevo por dentro junto a David Sánchez, que está cumpliendo a la perfección en una posición para la que no se le fichó. Manolo se ha hecho por méritos propios con la banda derecha; mientras que, a la espera del regreso de Guille Roldán, la banda izquierda es la que más inquilinos está teniendo. Todo ello, porque Nacho Aznar, habitual en ese flanco, está a un gran nivel en la punta de ataque junto a un trabajador Pedro Conde, que ante el Linense consiguió su tercer gol con la elástica azulina después de 22 jornadas.
Así las cosas, el técnico parece que ha dado con la tecla y el esquema adecuado en el que Chota, todavía segundo máximo realizador del equipo con cinco goles en su haber, tiene menos cabida.
Frente a la Balona, Curras decidió dar entrada en banda izquierda al canterano Koeman. Una zona que para nada constituye su hábitat natural que, como demostró el domingo, se encuentra en el área y en sus inmediaciones. Escobar tardó en darse cuenta, pero cuando lo hizo apretó por esa banda y al joven melillense le costó la amarilla.
Koeman, que el domingo fue de más a menos, sigue demostrando la calidad que atesora cada vez que el técnico le da una oportunidad. Hay ocasiones en la que ha estado más acertado que en otras, pero donde deja claro el peligro que lleva su manera de ver el fútbol es en las proximidades del área. Todo lo que no sea eso es parchear. Cuando muchos pedían la cabeza del técnico y ahora están a “verlas venir” o subiéndose al carro (y encima presumiendo de ello) otros apostaban por la continuidad en el banquillo y el trabajo diario. Eso no impide que se pueda discrepar de las decisiones del gallego. Sobre todo cuando se le reconoce el “conocimiento” de la cantera.