Melilla vivió ayer lo que los Cuerpos de Seguridad califican como jornada de presión migratoria “extrema”, puesto que, aprovechando el fuerte temporal de lluvias y viento, más de 1.000 inmigrantes de origen subsahariano intentaron aproximarse al vallado de Melilla a lo largo de la jornada con la intención de entrar en la ciudad.
Los inmigrantes que pretendían acercarse al perímetro de la valla se distribuyeron en tres grupos. Todos ellos fueron avistados por el helicóptero de la Guardia Civil, que intensificó sus labores ayer.
En concreto, un grupo de 400 subsaharianos se aproximó al vallado por la zona de Barrio Chino, otro de unas 300 personas intentó entrar en la ciudad por Beni Enzar y otro más de 400 pretendía acercarse por la zona cercana al cementerio musulmán. La última tentativa de acercamiento fue la de Barrio Chino, ante la cual la Guardia Civil realizó un importante despliegue, puesto que fue donde más se aproximaron los inmigrantes a la valla.
En esta zona en concreto fue donde se produjo la entrada más numerosa desde la instalación de la malla antitrepa, que tuvo lugar el pasado 30 de diciembre. En aquella ocasión fue alrededor de un centenar de subsaharianos los que lograron entrar en Melilla.
La intervención de las Fuerzas de Seguridad marroquí fue determinante para evitar el intento de aproximación de ayer. Los Cuerpos policiales del país vecino impidieron el acercamiento al perímetro de la valla de los inmigrantes.
Este intento se produce después de que el pasado 9 de enero entrasen a la ciudad 14 personas a través el perímetro fronterizo en Aguadú, según la Delegación del Gobierno.