Melilla puede estar tranquila. Esta es la principal conclusión extraída por la Ciudad Autónoma y la Unidad Militar de Emergencias (UME) después de tres días de simulacro, en concreto de un seísmo de ‘nivel 2’.
El consejero de Seguridad Ciudadana, Javier Calderón, y el jefe de operaciones de la UME, el comandante Luis Ferrer, comparecieron ayer en rueda de prensa para expresar su satisfacción por el buen desarrollo de los ejercicios de este año.
No obstante, la evaluación final del simulacro todavía no ha finalizado. Ambas instituciones llevarán a cabo en los próximos días una puesta en común para sacar conclusiones. No obstante, las primeras sensaciones han sido bastante buenas. “Me tranquiliza saber que en caso de una catástrofe Melilla recibiría una cobertura de emergencia adecuada”, apuntó Calderón en declaraciones a los medios. “Esperemos que nunca haga falta poner en marcha este dispositivo, pero siempre es mejor prevenir que curar”, aseveró.
En este sentido, destacó el buen nivel de coordinación demostrado por todos los Cuerpos de Seguridad e instituciones que han participado en el simulacro durante los últimos tres días.
Asimismo, resaltó que hubo dos momentos que se le han quedado “grabados en la retina”: El rescate en altura realizado en las torres del V Centenario y el amerizaje en la playa de Horcas Coloradas. Asimismo, aseguró que el papel de los figurantes del simulacro, que hicieron de víctimas y de familiares de los heridos, fue “para darle un Oscar o un Goya”.
Por otro lado, opinó que se ha “perturbado” poco a los habitantes de Melilla gracias a que los ejercicios se llevaron a cabo en zonas despobladas, como los terrenos del cuartel de Santiago o de La Legión. Eso sí, reconoció que más de un ciudadano se llevó un buen susto al ver pasar a toda velocidad todo un contingente de camiones militares y de Policía Nacional por las calles de la ciudad.
Por su parte, el comandante Ferrer se mostró complacido con el resultado de la actividad, pues ha supuesto “un buen colofón a tantos meses de esfuerzo y preparación” por parte de la UME.
Un “plus de estrés”
Entre otros aspectos, destacó la buena coordinación demostrada por la Ciudad Autónoma y la UME para hacer frente a una hipotética catástrofe natural.
Además, señaló que en los ejercicios de este año se procuró dar “un plus de estrés” a los coordinadores de cada intervención, que en caso de una emergencia real tendrían que tomar decisiones complejas en un lapso de tiempo muy corto.
Para Ferrer, la actividad más complicada fue la del amerizaje en Horcas Coloradas, a causa del elevado número de efectivos necesario para actuar ante una eventualidad como ésta.
En resumidas cuentas, tanto Calderón como Ferrer consideraron que el simulacro de este año ha sido “un éxito” y apuntaron que la experiencia servirá para detectar pequeños fallos y mejorar el operativo de cara a futuros ejercicios.