El mensaje reproducido en el título de este artículo puede aplicarse a muchas conductas reprobables. Y una de ellas es, sin duda, la agresión, tanto física como verbal, a los profesionales sanitarios.
Lamentablemente, estos episodios de violencia se dan con demasiada frecuencia en los hospitales y ambulatorios españoles. En la mañana de ayer se produjo uno de estos casos en Melilla, en el Centro de Salud Zona Norte, ubicado en Cabrerizas.
Fuentes de la Policía Nacional indicaron a El Faro que un hombre fue arrestado por haber dado una bofetada a un médico. El detenido supuestamente provocó un altercado mientras hacía cola para ser atendido por el doctor. Al salir éste para intentar poner orden, fue agredido por el individuo.
Desde los sindicatos médicos afirman que hubo más ataques al personal sanitario ayer en el mismo centro de salud. Así, CSI-F sostiene que, aparte del episodio violento ya mencionado, otro paciente agredió físicamente a un médico y otro enfermo insultó a otro doctor y a una enfermera. Aunque la Policía afirmó que sólo ha recibido una denuncia, la correspondiente al individuo arrestado, no es infrecuente que ocurran estos casos de agresiones físicas y verbales en los centros sanitarios del país.
Desde el Sindicato Médico anunciaron que se adoptarán medidas para que conductas como las de ayer no queden impunes. Otros sindicatos, como es el caso de CSI-F, afirmaron que, en el caso del ambulatorio de Cabrerizas, las agresiones verbales a la plantilla son “diarias”.
Según CCOO y SATSE, las agresiones “salen baratas” a los que las cometen, puesto que las penas que se les aplican no son lo suficientemente contundentes. No obstante, animaron a todos los profesionales sanitarios a que no dejen sin llevar a la Justicia ninguna de estas situaciones, puesto que es la única forma de que la sociedad se conciencie de la gravedad del problema.
El Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa), subrayó que las agresiones “son atentados y no faltas leves” y condenó lo ocurrido ayer en el centro de salud de Cabrerizas.
Algunos sindicatos admiten que en ese ambulatorio la plantilla no es suficiente, lo que provoca el retraso de las consultas o que incluso no se pueda pedir cita. Sin embargo, esta situación jamás puede justificar la violencia por parte de quienes pierdan la paciencia. Por ello, siempre hay que aplicar la máxima de la tolerancia cero a todos aquellos que se creen con derecho a agredir a los profesionales de la Sanidad.