El secretario general del sindicato en Melilla opta por desviar al comercio atípico a la futura nueva frontera.
La Unión Federal de Policía (UFP) de Melilla se lanzó ayer directo a la yugular de los comerciantes de la frontera, que el pasado martes aseguraron a El Faro que los porteadores de Beni Enzar temen más a los policías nacionales que a los gendarmes y aduaneros marroquíes. “Si de verdad les preocupan los porteadores, deben empezar por pagarles más. La ansiedad de esa pobre gente se debe a que ganan de 3 a 5 euros por cada bulto que pasan a Melilla y sólo piensan en hacer más viajes para ganar algo más”, señaló a El Faro el secretario general de UFP, Antonio García.
En su opinión, los comerciantes deben también mejorar las condiciones de trabajo para evitar que personas mayores, de hasta 70 años, carguen con fardos enormes “por cuatro duros”.
En el bajo salario está, según UFP, la causa de la presión que se genera a diario en el paso de Beni Enzar. “Entiendo que los comerciantes estén a favor de los porteadores porque les salen muy baratos. También entendemos que el comercio es un puntal fundamental de la economía de esta ciudad, pero los empresarios de la frontera deben tener en cuenta que hay también otros comerciantes en el centro de la ciudad cuyos negocios sufren el embotellamiento que los porteadores montan a diario en Beni Enzar. Eso provoca que los consumidores marroquíes no vengan a Melilla, a los bares ni a las tiendas, por las colas que siempre hay”, añadió García a El Faro.
De hecho, el secretario general de UFP defiende que el comercio atípico debería desviarse al nuevo paso fronterizo y eliminarse de Beni Enzar. Mientras se construye o no la nueva frontera, el sindicato considera que sería bueno buscar una alternativa para que porteadores y transeúntes no se junten en la misma cola de Beni Enzar.
Si la Delegación del Gobierno va a mantener a los porteadores en Beni Enzar, deberían buscarles una zona sólo para ellos. De lo contrario, sería mejor desviar el tráfico de mercancías a Barrio Chino”, dijo.
En los rifirrafes que se producen en la frontera influye además, según el número uno de UFP, que la Policía tiene que lidiar con gente de nivel cultural y económico muy bajo. “No creo que teman más a la Policía que a los aduaneros marroquíes. Lo que pasa es que se atreven más con nosotros porque saben que esto es un país democrático donde se respetan los derechos y libertades de las personas. En Marruecos no se atreven a hacer la mitad de las cosas que hacen en Melilla”, insistió.
Lo que sucede, concluyó García, es que los porteadores no respetan las leyes españolas. “Ellos tienen mucha ansiedad por entrar en Melilla y ahora con las obras en el paso fronterizo, todo es más difícil”.
Que suban los sueldos
UFP cree que si a los comerciantes de la frontera, el Rastro y el polígono les interesan tanto los porteadores, deberían empezar por subirles los sueldos y mejorar las condiciones de trabajo para que no haya ancianos cargando bultos.
Que protesten en España
El secretario general de la UFP en Melilla, Antonio García, considera que si los comerciantes de la frontera son españoles, deberían manifestarse en España, solicitando los permisos establecidos. En su opinión, si llegaran a bloquear la ‘tierra de nadie’ provocarían más pérdidas de las que están sufriendo.
Desvío de mercancías
UFP defiende que los porteadores deben concentrarse en el nuevo paso fronterizo. Mientras tanto cree que habrá que separar el paso de porteadores del de transeúntes. El sindicato propone desviar el comercio atípico a Barrio Chino o buscarle un sitio aparte en Beni Enzar.
“Si son comerciantes españoles, deberían manifestarse en España”
La Unión Federal de Policía (UFP) no ve con buenos ojos la propuesta de los comerciantes de la frontera, el polígono y el Rastro de manifestarse en ‘tierra de nadie’ para obstruir la entrada de verduras y pescado en Melilla. “Si son comerciantes españoles, deberían manifestarse en España, pidiendo los permisos oportunos y ejerciendo un derecho legítimo en este país”, señaló ayer a El Faro Antonio García, secretario general del sindicato en Melilla.
Para la UFP, detrás de la propuesta de una manifestación en ‘tierra de nadie’ hay otros intereses. “Quieren hacer más daño del que están sufriendo”, comentó García.
Desde la UFP no se explican a qué viene la avalancha de críticas y denuncias a excesos policiales si sólo se han registrado un par de incidentes aislados la semana pasada ya que en verano la frontera estuvo tranquila.
Lo que hay en Beni Enzar ahora, recalcó, es mucho nerviosismo, mucha ansiedad y una rechazo a la autoridad de la Policía Nacional. “Cuando a los porteadores no les gusta la vía de paso que les marca la Policía, se la saltan sin más. Sólo piensan en pasar, cuantas más veces mejor, para cobrar algo más”, señaló.
La Policía cierra el paso de Farhana tras un incidente con un menor que lanzó un palo de escoba a un agente
ayer a cerrar durante cinco minutos el paso fronterizo de Farhana tras producirse un incidente con un menor de edad marroquí al que los agentes no le permitieron el acceso a Melilla.
Para mostrar su enfado, el menor lanzó un palo de escoba contra el policía que custodiaba el paso fronterizo, según afirmaron ayer a El Faro desde la Jefatura Superior.
El corte del tráfico en Farhana se produjo entre las 11:30 y las 11:35 horas y a diferencia de lo ocurrido la semana pasada, cuando un inspector del puesto de Beni Enzar recibió un botellazo leve en un brazo, ayer no hubo que lamentar daños personales entre los efectivos que custodiaban la frontera.
No es la primera vez que los agentes españoles son agredidos en los pasos fronterizos. Habitualmente, Marruecos no interviene en este tipo de altercados.
Quizás el más sonado fue el ocurrido en febrero pasado, cuando un guardia civil de Barrio Chino recibió un botellazo en la cabeza y sufrió una herida complicada que le obligó a pedir la baja.
Ese incidente fue protagonizado por un delincuente común conocido como El Chispa, que huyó hacia Marruecos ante la mirada impasible de los gendarmes marroquíes, que hicieron caso omiso del delito cometido en España.