Ayer concluyeron las Primeras Jornadas Internacionales sobre menores extranjeros no acompañados, un evento celebrado en la UNED en el que se desarrollaron importantes ponencias sobre este asunto, de gran interés para nuestra ciudad.
En todas las conferencias pronunciadas ayer se revelaron datos relevantes. Por ejemplo, uno aportado por José Manuel Espinosa, subdirector del centro de menores de La Purísima, quien indicó que el módulo de acogida aloja en el momento actual a 110 niños, lo que prácticamente supone cuadruplicar su capacidad. En total, en La Purísima hay 330 residentes, aunque esta cifra varía de forma constante. Pero la dinámica es la misma: el número suele crecer, no disminuir.
El subdirector del centro explicó que para hacer frente al incremento de niños acogidos ha sido necesario aumentar la plantilla con ocho trabajadores más, pero este incremento de personal no soluciona por sí solo el problema, puesto que las dificultades están en el hecho de que hay poco espacio para los menores.
Espinosa aseguró que, pese a la gran cantidad de niños que se alojan en el centro, no se producen en el mismo conflictos de importancia, más allá de lo que denominó “roces” normales.
Haya o no haya estos problemas de convivencia, lo cierto es que para hacer frente al problema de los niños de la calle es necesaria la implicación de Marruecos. El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, lo ha señalado en numerosas ocasiones, y ayer hizo lo propio José Javier Huete, el fiscal de Sala Coordinador de Menores, quien se ocupa de coordinar a nivel estatal todas las fiscalías que se dedican a la protección de la infancia.
Huete subrayó que será “imposible” una “solución definitiva” de este asunto sin la colaboración del país vecino, al que reclamó que adopte una serie de iniciativas para evitar que los menores salgan de su territorio nacional con el objetivo de embarcarse como polizones en un barco a la península.
Entre estas propuestas, sugirió medidas en el ámbito de la educación, la formación profesional, el sanitario o el lúdico. La mejora de estas condiciones en Marruecos es fundamental para que muchos niños de ese país no se lancen a una peligrosa aventura que en muchos casos finaliza en tragedia.