La coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) Melilla, Carmen Arrarás, aseguró que el grueso de las intervenciones que han realizado, un 70% de ellas, son intentos de suicidio. Aunque no cuentan con datos exactos sobre el número de intervenciones por este tema, comentó que desde junio hasta septiembre se han realizado cuatro intervenciones de estos psicólogos y dos fueron intentos de suicidio en ese periodo de tiempo.
“Hay que tratar de desestigmatizar a la persona que intenta suicidarse y a la familia. Se trata de algo oculto que no se dice y eso contribuye a que las personas que sobreviven a un intento de suicidio o sus familiares quieran intentar no hacerlo público porque la sociedad le señala, por ejemplo, como cobardes por intentar quitarse la vida o como personas que no saben qué hacer con su vida. Pero lo cierto es que cada uno es dueño de su dolor y lo maneja como puede. Hay que quitar estos tabúes”, añadió esta especialista.
A inicios de septiembre el GIPEC fue avisado por el 112 porque una mujer quería acabar con su vida en Melilla la Vieja. Pero la actuación de este grupo fue ya en el hospital porque las personas que intervinieron lograron que esta mujer depusiera su actitud.
No obstante, el primer objetivo del GIPEC es establecer un contacto con la persona, decir cómo se llaman y explicarle por qué están allí, en este caso, que es un psicólogo y está para ayudarla. Al ciudadano se le pregunta su nombre y lo usan durante su conversación.
Explicó que tienen que ser empáticos sin entrar a juzgar en los motivos que le han llevado a tomar esta decisión. “El objetivo fundamental es retirar a la persona de esa situación”, indicó Arrarás por lo que no se hacen juicios de valor.
La coordinadora del GIPEC en Melilla también apuntó que es bueno contar con toda la información de esta persona, aunque no siempre es fácil. “Lo fundamental también es no mentir nunca esta persona ni hacerle promesas que no podamos cumplir”, argumentó. En este sentido, dijo que hay quien pide que vaya un familiar y no se le puede prometer eso porque no se sabe cómo van a reaccionar. “Sí se pueden hacer promesas del tipo que puedes hablar con este ciudadano y buscar un lugar privado en el que conversar”, añadió.
Por todo ello, explicó que lo más importante es que esta persona confíe en el psicólogo y que esto lleve a deponer su actitud.
¿Qué puede hacer una persona que haya pensado en suicidarse? Arrarás aseveró que debe comunicarlo. “No puede guardarse esos pensamientos para uno mismo, sino que hay que hablarlo con la familia o los amigos y buscar un profesional. No pasa nada por acudir al médico, al psicólogo o al psiquiatra. Es un estigma que hay que eliminar de la sociedad”, subrayó.
La coordinadora del GIPEC en Melilla destacó que la persona que tenga esos pensamientos tiene que buscar ayuda. Y si el entorno detecta algo, “tiene que buscar ayuda profesional y no intentar arreglarlo a nivel casero porque casi nunca funciona”, dijo.
“Cuando llegamos al convencimiento de que queremos acabar con nuestra vida es porque hay un proceso previo que es necesario tratar”, añadió.
Esta psicóloga también indicó que cuando se pregunta a los supervivientes de un intento de suicidio qué les llevó a eso suelen dar la respuesta de que no veían otra alternativa. “El suicido puede tener una causa o un problema que se haya presentado a la persona, como temas económicos o familiares, o puede que no haya una causa que se pueda decir objetiva, sino que este ciudadano vive con vacío existencial permanente y no siente deseo de vivir”, explicó.
También Arrarás apuntó que esto no llega de un momento a otro, sino que rondaba la cabeza de la persona desde hacía tiempo y le lleva a tomar la decisión final.
“En la mayoría de los casos, por lo menos en mi experiencia profesional, no se toma la decisión de suicidarse en un momento, sino que hay un pensamiento rondando e incluso otros intentos de suicidio anteriores”, afirmó.
En cuanto a si se tienen que publicar en los medios de comunicación noticias relacionadas con suicidios o con intentos de suicidios, Arrarás explicó que antes no se hacía porque se pensaba que podría surgir una “corriente de simpatía” que llevara a más personas a tomar esa determinación. Pero la tendencia actual es la contraria.
Argumentó que los profesionales de la salud mental recomiendan que se hable del suicidio porque de esta manera se puede ayudar a prevenir algunos casos.
“Hablar del suicidio no va a provocar que se suiciden más personas”, aseveró la psicóloga. En este sentido, también apuntó que la información que se tiene que dar debe estar libre de juicios de valor y sin entrar en consideraciones sobre este asunto.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que no se oculte. De hecho, hace unos días se realizó el Día Internacional de Prevención del Suicidio y se informó de que son 4.000 suicidios los que se producen en España al año y eso supera el número de muertes por accidente de tráfico, que es una cifra que se tiene muy presente.
En cuanto a la información que se tiene que facilitar sobre los suicidios o intentos de suicidios, Arrarás aseveró que no hay que entrar en el motivo que llevó a esta persona a tomar esta decisión. “Es algo personal y no debe salir del ámbito médico o de la persona que interviene para que deponga la actitud”, afirmó.
En cambio, se puede informar de que se ha producido un intento de suicido en una zona sin entrar en más consideraciones.
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