La Semana Santa ya está aquí. Aunque todavía falten varias semanas para que podamos ver las imágenes en las calles, en las hermandades de Melilla llevan bastante tiempo trabajando para preparar su salida procesional de este año. El Faro ha estado en la cofradía de la Flagelación para vivir desde dentro cómo son estos días previos a las procesiones.
La Semana Santa no termina nunca. Esto es algo que han repetido a El Faro en numerosas ocasiones desde la hermandad, pues prácticamente cuando los tronos finalizan las procesión ya se empieza a preparar la del año siguiente. Los músicos continúan ensayando y la limpieza de partes de los tronos y de las túnicas sigue. Un trabajo muchas veces que se hace a la sombra.
A tres semanas para el Domingo de Ramos el ajetreo en la Hermandad de la Flagelación es continuo. Túnicas que se reparten, melillenses que acuden a medirse para comprobar si pueden sacar los tronos y muchos hermanos que van a comprar telas para hacer sus trajes de penitente. El Faro ha hablado con Andrés Martín, contraguía, y Rocío Ronda, representante del grupo joven, que han explicado a este diario cómo es la Semana Santa desde la perspectiva de una cofradía.
Los melillenses tienen ganas de Semana Santa y eso se nota en la Flagelación. Según explicó el contraguía, de unos años a la actualidad se ha incrementado mucho la participación en las salidas procesionales.
“Otros años por estas fechas ni soñábamos en tener esta cantidad de portadores”, reconoció. En estos momentos, el cupo para portar a la Virgen de la Esperanza está completo desde hace varias semanas y el resto de tronos están a falta de unas ocho personas.
Este año, unos 98 melillenses irán bajo el varal de una de las imágenes de la cofradía de la Flagelación, a pesar de que también ha sufrido bajas de varios portadores habituales a causa de problemas laborales y de salud.
Las nuevas generaciones parece que tienen parte de culpa. “Ellos tienen la ilusión de sentir y ser los pies del Mayor Dolor, la Esperanza o de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder, ellos son los primeros en enviar sus papeletas de sitio”, explicó Rocío Ronda.
Asimismo, las mujeres cada vez ganan más protagonismo como portadoras a pesar de que siempre ha sido un puesto que ha estado tradicionalmente ocupado por hombres. A día de hoy, aseguró el contraguía, todas las hermandades de Melilla cuentan con mujeres.
Durante esta semana la cofradía era un continuo entrar y salir de hermanos que ultimaban los detalles para salir en procesión. Muchos jóvenes acudían a medirse para comprobar si daban la talla, que se encuentra en algo más de un 1,3 metros de distancia hasta el hombro.
Para apuntarse a salir en la procesiones de la Flagelación como portador, mantilla o acólito es necesario hacerlo a través del formulario de la página web de la cofradía. Posteriormente se ponen en contacto con el interesado para que asista a recoger las túnicas o para dar las pautas de vestimenta.
Las túnicas, que son propiedad de la hermandad, así como los accesorios que llevan aparejados han comenzado a repartirse esta semana. Todas ellas llevan aparejadas un número que se apunta en un listado junto al nombre de la persona que se las ha llevado y el día en el que sale en procesión.
Una vez finaliza la Semana Santa, la hermandad recoge las túnicas, las lava y las guarda hasta el año siguiente.
En el caso de los niños, la mayoría de las familias suelen confeccionarse sus propias vestimentas o las encargan a distintas costureras. Estas túnicas pasan de generación en generación entre hermanos y otros miembros de la familia.
Para ello en la cofradía venden las telas que hay que usar. Un proceso que ha comenzado ya, pues El Faro fue testigo de cómo algunas personas acudían reclamando telas para sus hijos.
“Cuando termina una Semana Santa estamos preparando la siguiente”, apuntó a este diario José García, hermano de la Flagelación, que se encontraba dando brillo a una cabeza de varal. La limpieza es uno de los trabajos más importantes que siempre se hacen fuera de la vista de las personas que ven las procesiones.
Una vez finaliza la Semana Santa, los tronos se desmontan y las piezas se guardan a buen recaudo en lugares en los que están protegidas. Aun así, cuando falta poco tiempo para que comience, se dan los últimos retoques.
Tanto es así que la limpieza comienza a hacerse durante las navidades. “Después de Reyes es cuando empezamos fuerte”, resaltó este hermano. Para ello comienzan con las piezas más pequeñas y una vez llega la Cuaresma limpian las más grandes.
José García aclaró a El Faro que para limpiar las piezas del trono es importante usar un producto especial para la plata recomendado por el orfebre. Este se aplica directamente sobre la pieza y una vez está seco, se elimina con un trapo húmedo. Ya solo queda secarlo para darle brillo con una manopla.
La procesión de la Flagelación no se puede entender sin su banda detrás, la Agrupación Musical 'Nuestro padre Jesús de la Flagelación', una de las más antiguas de Melilla.
Cuatro días a la semana durante una hora u hora y media. Este es el tiempo que la banda dedica a ensayar, según se aproxime la Semana Santa. "Nunca se termina de ensayar, enlazamos una Semana Santa con otra", comentó a El Faro José Hurtado, miembro de la agrupación musical.
El 90% de los miembros de la banda son niños que no se dedican profesionalmente a la música, por lo que según explicó Hurtado, necesitan una rutina para no perder "el enganche" con la agrupación y el instrumento. Las edades de los miembros van desde los 9 años hasta los 40.
La inspiración les llega por varios canales. sus referentes son bandas andaluzas de Sevilla, Málaga, Córdoba, San Fernando o Linares, entre otras. El responsable de repertorio se encarga de buscar en las diferentes agrupaciones o autores de las marchas para comprarlas o que las cedan.
Este año, en la procesión de la Flagelación estrenarán cuatro marchas propias. "Son de un corte clásico, que son los sonidos que vamos buscando", aclaró el componente de la agrupación.
La ilusión es lo que mueve a los músicos a acompañar durante unas seis horas a las imágenes en las calles. Esta Semana Santa, segunda de plena normalidad, con mucha más a pesar de que el covid ha hecho mella. “En muchas marchas se nos va a hacer un pellizquito porque se nos ha ido gente que le gustaba esa marcha o que está incluida en el repertorio porque las habían sugerido ellos”, contó Hurtado.
Los más ilusionados por salir, aclaró, son los niños. Los que menos se cansan ya que sacan las ganas de donde sea necesario. A pesar de que una procesión pueda durar seis horas, en cada arriado (que el paso va al suelo), el instrumento también lo hace y pueden descansar. Así que en total tocan sobre unas cuatro horas en todo el recorrido procesional.
"El instrumento se elige por capacidades", dijo el miembro de la banda, que aclaró que los más pequeños comienzan por los instrumentos de percusión, con réplicas pensadas especialmente para ellos.
Los instrumentos de viento como el trombón o la trompeta son mucho más difíciles para ellos porque aún no tienen desarrolladas ciertas capacidades.
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