300 melillenses se suman a la Campaña Mundial de Educación

La plaza multifuncional de San Lorenzo aunó a niños, adultos, ONG y clase política por la defensa de una formación accesible para todos. Una mañana para la reivindicación y para el disfrute de los más pequeños.

Alrededor de 300 personas se reunieron ayer en la plaza multifuncional de San Lorenzo para sumarse a la Campaña Mundial por la Educación. Una iniciativa llevada a cabo por diferentes ONG de la ciudad a la que también asistieron varios representantes del mundo de la Educación y autoridades políticas. El sol primaveral acompañó durante toda la jornada permitiendo que decenas de niños melillenses pudieras disfrutar de una agradable mañana llena de juegos, entre ellos, la actividad que más expectación generó fue el espectáculo de pompas de jabón.
Los talleres estuvieron diseñados por las alumnas de 2º y 3º de la Facultad de Educación y Humanidades. Se realizó una dramatización de los problemas de la falta de alfabetización a cargo de usuarias de MDPL y ACCEM, y, posteriormente a la lectura del manifiesto prosiguieron los juegos cooperativos. Además, se instaló en la plaza un servicio de intercambio de libros leídos y se distribuyeron 1.600 gorras y pegatinas con el logo de la campaña.
SATE-STEs, Facultad de Educación y Humanidades, Scout Melilla, MPDL, Guelaya, Cicode de la Universidad de Granada, Melilla-Acoge, ACCEM, Cultura Urbana, Oidme y Acción Social sin Fronteras fueron las entidades que han liderado esta iniciativa para defender el derecho a la Educación “para todos y todas”.
El lema de este año para la Campaña Mundial de la Educación es ‘La Educación no es un cuento: por los derechos de niñas y mujeres’, denunciando así que este colectivo es especialmente sensible al problema del analfabetismo en el mundo a causa de  que son mujeres y niñas las que tienen que enfrentar obstáculos como la distancia hasta la escuela, la falta de servicios higiénicos, los matrimonios y embarazos precoses o el cuidado de familiares enfermos.

Principales reivindicaciones

En el manifiesto exigieron a las autoridades políticas y Gobiernos “que cumplan los compromisos asumidos en el año 2000. Sólo quedan cuatro años para la fecha límite que los países se fijaron para cumplir estos compromisos y es indispensable que trabajen para garantizar una educación básica gratuita de calidad y obligatoria para todos y todas”.
A pesar de que desde el año 2001 “hemos logrado algunos avances, nos queda mucho por hacer, ya que hoy 69 millones de niños y niñas siguen sin escolarizar y 759 millones de personas adultas no saben leer ni escribir, sobre todo niñas y mujeres”, según reza el manifiesto.
Y como ayer fue un día de diversión para los pequeños también fue un día para la reivindicación. Entre las demandas que ayer, en el ámbito mundial se exigieron por parte de estas organizaciones son principalmente el incremento de la inversión en ayudas para los países empobrecidos con un ocho por ciento para la Educación Básica; la condonación de la deuda externa de estos países por acciones educativas y la erradicación de la discriminación por razón de género. Las peticiones también se dirigieron a esos países en los que el índice de escolarización es escaso, reclamándoles que dediquen el 20 por ciento de sus presupuestos y el seis por ciento de su PIB a planes integrales de educación para los sectores más desfavorecidos para cumplir así con los compromisos adquiridos en el tratado de Dakar con la financiación necesaria para llevar a cabo más acciones educativas.
Posteriormente, se procedió a una nueva lectura del manifiesto en lengua tamazigh para continuar con las actividades lúdicas y de sensibilización para los más pequeños, dando así por finalizado el acto.

Karima: “Hoy sé hablar, leer y escribir gracias a Accem”

Uno de los casos más evidentes que justifica la denuncia realizada esta semana por las ONG y SATE, sobre el caso de 80 niños sin escolarizar en Melilla, es el de Karima, cuyo testimonio precedió a la lectura del manifiesto. Ayer ante decenas de personas relató su experiencia desde que llegó a Melilla con seis años. “No sabía hablar español, sólo árabe y un poco de tamazigh”. Los primeros años de Karima en la ciudad no fueron fáciles. “Todas mis amigas hablaban español y se burlaban de mí porque yo no hablaba. Cuando aprendí, no sabía escribir”. Fue entonces cuando los varios intentos por ser escolarizada fracasaron al no poseer la documentación requerida: o bien estar empadronada o bien un contrato de alquiler. “No tenía ninguno de los dos”. Así pues, “hoy día gracias a mi esfuerzo y a Accem sé hablar, leer y escribir español”.

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