La hermana de María Inmaculada, Ana María Sierra, fue recibida ayer por el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, en el despacho del Palacio de la Asamblea para rendirla homenaje por los más de 30 años que ha estado al servicio de Melilla.
Su labor desde el centro ubicado en el Monte María Cristina siempre ha estado dedicado a ayudar a los más necesitados y ahora, en el momento de su jubilación, la emoción la embarga. No pudo contener las lágrimas cuando Imbroda le recibió con un ramo de rosas y le hizo entrega de una placa conmemorativa. A partir de ahora su retiro le espera en tierras canarias.