El 23 de febrero de 1981 ha quedado en la historia como un punto de inflexión a favor de la consolidación de nuestra actual Democracia. La asonada frustrada acabó con el peligro y el temor al ruido de sables y contribuyó también a modernizar y democratizar nuestras Fuerzas Armadas.
Hoy se cumplen 30 años de aquella jornada que logró poner en un brete a la sociedad española, aunque al final todo quedara afortunadamente en una arriesgada opereta.
Nuestro periódico recuerda el histórico golpe a través de la perspectiva lejana de cómo se vivió en Melilla. Varias voces autorizadas, por sus relevantes puestos como cargos públicos en aquella fecha o por sus conocimientos y autoridad como historiadores, nos ayudan a rememorar cómo se vivió el 23-F en nuestra ciudad. Una fecha parra el recuerdo pero también y sobre todo para la reflexión que encuentra en estas tres últimas décadas un retrovisor extraordinario desde el que enfocar qué y por qué pasó.
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