Si la primera Copa Príncipe lograda en 1999 fue una sorpresa, la conseguida en el año 2001 no fue menos.
Melilla Baloncesto afrontaba su primera Copa Príncipe como local y lo hacia con un equipo en los últimos puestos de la clasificación, una plantilla mermada por las bajas – como la del melillense Javi Hierro – y con varios cambios de jugadores y con un banquillo también lleno de sobresaltos y que llegaba a la cita copera con dos melillenses en la dirección como Nieto de primero y Pastor de ayudante. Con algunos de ellos repasamos como fue la consecución de este segundo titulo para el Club Melilla Baloncesto.
Situación antes de la Copa
Los melillenses llegaban a la Copa Príncipe de 2001 en una delicada situación en liga y disputándola gracias a la condición de anfitrión. “Fue una temporada en la que todo empezó a salir mal y nos encontramos con la participación en esta Copa como anfitrión”, afirma Hierro. Nada había salido bien hasta entonces. Varios cambios de jugadores y la llegada jornadas antes al banquillo de Javi Nieto que asumía la dirección del equipo con este en puestos de descenso. “Fue un año muy complicado porque estábamos en posición de descenso”, recuerda el técnico melillense Javi Nieto.
Jugar como anfitrión
El Decano recibiría a tres auténticos equipazos como Manresa, León y Cantabria, todos ellos, plagados de jugadores de la talla de Nocioni, Bernabé o Guillén. Un reto difícil como señala Pepe Torrubia, quien afrontaba su segunda participación en esta competición: “No éramos de la mejores y no estábamos haciendo un buen año y además jugábamos contra equipazos”.
“Lo único que teníamos a nuestro favor era el poder jugarla en casa. De los cuatro equipos que participamos en esa Copa, nadie contaba con nosotros”, afirma en el mismo sentido el máximo responsable del banquillo azulino Javi Nieto.
Hierro, un jugador local
El escolta Javi Hierro era el único jugador de la primera plantilla nacido en Melilla. Dos años antes había levantado la Copa pero en esta ocasión una lesión le dejaba fuera del torneo. Una situación muy dura para el melillense: “Lo peor que le puede pasar a un jugador es estar lesionado pero encima estarlo en una competición como esta, en tu casa pues fue duro”.
Manresa, último escalón
Tras derrotar a Baloncesto León en semifinales, los melillenses tuvieron poco más de doce horas para preparar una final inesperada ante un rival plagado de estrellas como Nocioni, Burgos o los ex melillenses Rutland y Holgado. “Empezamos muy nerviosos y ellos marcando diferencias hasta que el equipo comenzó a defender y a correr”, rememora Nieto de esa final. A pesar de la diferencia entre ambos equipos, los melillenses dominaron durante buena parte del mismo, e incluso pudieron afrontar los últimos minutos con cierta tranquilidad. “La final fue más fácil de lo previsto. Llegamos al final con una holgura en el marcador que nos permitió afrontar los últimos minutos con garantías”, señala el escolta melillense. Uno de los factores claves fue la unión de un vestuario volcado en el torneo y consciente de las importancia que tenía esta competición para el club y la ciudad. “El espíritu de creérnoslo e intentar hacer algo bonito fue lo que nos llevó a conseguir ese titulo”, relata el pívot cordobés Pepe Torrubia.
Defensa en zona
Sin duda, esta Copa será recordaba por la zona practicada por el equipo de Javi Nieto y que fue clave a la hora de poder levantar ese segundo titulo. Una alternativa defensiva que en un principio no estaba prevista pero el desarrollo de la competición obligó a sacarla al técnico melillense. “La zona se la comieron con patatas. Tuvimos que utilizar este tipo de defensa debido a los problemas de faltas que tuvimos y que nos obligó a camuflarnos en ella”, explica Nieto.
Afición volcada
Los melillenses lograban su segunda titulo copero, el primero de los que tiene como anfitrión. Una Copa que los casi 3.000 aficionados que se dieron cita en el pabellón vivieron como suya este título conseguido.
“Celebrar el titulo con la afición y con mi familia fue algo increíble. Recuerdo coger una bandera de Melilla y dar la vuelta al campo con la afición en pie y gritando con nosotros. Fue maravilloso”, recuerda Torrubia acerca de lo que significó ganar ese titulo en la Ciudad Autónoma de Melilla.
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