Un centenar de personas se reunió este lunes por la noche en la calle La Legión, del barrio del Real, frente al colegio de Infantil del mismo nombre, con un único objetivo: protestar por la prostitución que hay en las puertas de sus casas. Sin pancartas ni consignas, los vecinos se agruparon bajos los árboles del paseo central para mostrar su “cabreo” ante esta situación. Así lo destacó ayer el vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Barrio del Real, Jesús Motos, que aseveró que esta manifestación no se hace porque haya aumentado el número de prostitutas o las situaciones de ruido o peleas, sino porque es lo único que les quedaba por hacer.
De hecho, mostró su satisfacción por que alrededor de un centenar de personas asistieron a esta protesta, ya que no se esperaba esta participación. “En Melilla a la gente le cuesta salir a la calle a manifestarse”, añadió.
No obstante, subrayó que esta actuación tiene dos partes. Una es la presencial y otra es la difusión en las redes sociales. Argumentó que el cartel sobre la concentración ha llegado a los móviles de todos los melillenses y ha sido “un éxito” en este sentido.
¿Contra qué protestan los vecinos? Motos aseveró que se trata de una cuestión de inseguridad. Afirmó que no es sólo una sensación, sino una realidad porque hay personas que beben y se drogan en la calle alrededor de esta ‘actividad’, hay quien hace sus necesidades en cualquier zona y se trata de un barrio residencial donde aún hay casas matas que tienen “el salón a diez centímetros de la calle”.
De hecho, les consta que hay ciudadanos que se han mudado a pisos o se han cambiado de barrio para no ver y tener en la puerta la prostitución. Indicó que no tienen estadísticas de los vecinos que se han mudado a otra zona de la ciudad ni sus motivos, pero resaltó que hay “puntos calientes” en el Real donde ha sido “complicado dormir por las noches”.
“La ‘actividad’ sube y baja, pero el problema sigue en el mismo barrio. Cuando ya no te queda nada más que hacer, sólo puedes manifestarte”, afirmó.
“Se nos han acabado todas las ideas y todas las posibilidades porque hemos hablado con los anteriores gobiernos, con el actual, con el Defensor del Pueblo... La verdad es que no sabemos qué más hacer. Pero si después de esto no se lo toman en serio, pues igual tiene que venir otro a intentar arreglarlo”, añadió Motos.
CCOO explicaba a El Faro en una información publicada ayer que se podrían instalar cámaras de vigilancia en el barrio, para disuadir a los clientes, así como multar a estas personas y que se haga público. Para los vecinos, son los técnicos en seguridad los deben tomar una decisión.
No obstante, desde la asociación de vecinos creen que hay leyes suficientes como para abordar este problema ya, como el Reglamento de Convivencia de la Ciudad, la Ley de Extranjería o la de Seguridad Ciudadana.
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